Sacos

Sacos

{mosimage}El tiempo duró muy poco. Fue terriblemente breve aunque eso sí fugaz pero intenso. Sorprendente. Posiblemente, por una real falta de experiencia que, sin duda, es la madre de la inmensa mayoría de los errores en todos nosotros; siempre suele ser así. Yo, como todo el mundo, tengo más de un saco portador de errores y recuerdos; lo llamo el saco de la experiencia, de mi vida y no puedo desprenderme de él porque, me guste o no, es mi biografía, mis encuentros, mis historias, buenas o malas pero mías, total y absolutamente me pertenecen,  no tienen rectificación posible y no digamos solución. Y entonces uno se pregunta ¿Para qué sirven? Y personalmente creo que para nada o para muy poco. Si uno tuviera la capacidad de ser como un coche y poder colocar, de vez en cuando, la marcha atrás, tengo mis serias dudas si realmente las tuve alguna vez, aunque formo parte de esa escasa población que es capaz de reconocer, aceptar, y valorar sus errores y sus consecuencias. Pero acabo de decir que esto si no es imposible, sí es muy difícil de conocer ¿La causa?

Pues el segundo saco que cargamos (unos más que otros) trata de esconder para nosotros mismos el propio y asqueroso orgullo de siempre. Pero a mí me entristece ver a colegas (en el amplio sentido de la palabra) que no sólo son incapaces de reconocer sus defectos, sus vergüenzas, sus debilidades, sus egoísmos sino que tratan y consiguen muchas veces por hábito o educación de ignorarlos o ser ajenos, teóricamente, a sus consecuencias. Hay momentos, instantes, afortunadamente, en que podría insistir en el mismo inicio de esta columna cuando se me ha ocurrido decir que algunas veces el tiempo dura muy poco. En otras circunstancias también podría afirmar que por suerte quizá también a veces dura más; supongo como debe ser. Por ejemplo los momentos de placer o de gloria que también los hay; pero de esto hablaremos otro rato porque hoy me siento algo pesimista. He tenido mis dudas, mis muchas dudas para poner el título en este trabajo de hoy. Momentos de gloria, momentos de placer: ¿saben? El “érase una vez” de un cuento cualquiera y el resultado es sorprendente para mí. Como momentos de placer se me ocurre pensar en una actividad sexual de cualquier sexo. Además, me liga bien con el principio: “dura poco, es absurdo, pero realmente breve, fugaz e intenso”; en la juventud erótica de cualquiera. Sin experiencia en la suerte y por ahí es por donde surgen los errores. ¡¿Qué podemos hacer?! Lo de siempre. Esperar que el tiempo pase que es el que lo cura todo.

En mi juventud de estudiante tuve un maestro que dijo:”Quienes vais a ser médicos recordad que vuestro mérito nunca o casi  nunca será el curar; realmente lo importante es no liar las situaciones porque casi todos los problemas acaban resolviéndose solitos”. Yo no soy naturista, ni homeópata, ni nada parecido, pero hoy, como me siento algo pesimista, no os extrañéis si os digo, y acabo, porque: ASI ME LO PARECE

J. C.ALONSO DUAT