¡Qué manía con borrar la Memoria Histórica!

¡Qué manía con borrar la Memoria Histórica!

{mosimage}Hace unos días fui a pasear por nuestra preciosa y nueva biblioteca, proyectada y realizada por el anterior equipo de gobierno. Daba gusto ver que en todo su espacio había personas enfrascadas en la lectura o intentando descubrir un libro con el que disfrutar en casa. Me hizo mucha ilusión ver mi primera novela, Al otro lado del crepúsculo, asentada en una de las estanterías cuando estoy a punto de presentar la segunda, El pájaro de zinc, el próximo día cuatro de junio en ese lugar de cultura. Luego fui a recoger un libro y le di a la persona que me atendía mi carnet de la Biblioteca Ramon Fernàndez Jurado, aunque al dárselo le pregunté si no me había equivocado de lugar. “No, no, el carnet sigue siendo el mismo”, me dijo. Entonces se me ocurrió preguntar por el espacio Margarida Xirgu y, ¡oh, sorpresa, no existe! Con el empecinamiento del gobierno municipal (PP-CiU-AVVIC) de no dar su brazo a torcer en el cambio de nombre de la biblioteca, se les ocurrió dar un trozo de pan a los reivindicantes quitando el nombre de la actriz molinense (siempre salimos perdiendo las mujeres), que era el previsto para el espacio y cambiárnoslo por el del nuestro querido poeta, ni pa ti ni pa mí, debieron pensar. Así que aquí, como en la ciudad almeriense de Huercal-Overa, en donde ha desaparecido el nombre de Rafael Alberti del teatro municipal, los munícipes intentan borrar la historia, pero la historia no se borra aunque ellos lo pretendan porque la democracia tiene una innegable virtud, entre otras muchas, y es que la alternancia se produce antes o después y con ella las aguas vuelven a su cauce. Veintiséis años de la BIBLIOTECA RAMON FERNÀNDEZ JURADO no los borran nuestros ediles, por más que quieran.