El Calor
{mosimage}Posiblemente penséis que el tiempo no sea algo demasiado cultural, pero estáis muy equivocados. A ver de qué habla uno cuando se encuentra con un vecino en el ascensor, del tiempo. Cuando estás en la sala de espera en el ambulatorio, lo mismo; y los ejemplos se harían interminables.
Cuando hace mucho frío o mucho calor, como es el caso actual, la conversación estrella es la ya citada.
Ahora entiendo que los habitantes de los países de elevadas temperaturas sean más indolentes que los de los países de temperaturas más bajas, que, por regla general, son más activos.
Por ejemplo, la mayor parte de las dos potencias de siempre, EE.UU. y Rusia, son de clima continental. La Europa central es de clima atlántico. Parte de España, Italia y Grecia (casualidades de la vida) son de clima mediterráneo.
En África predomina el mediterráneo al norte, el desértico en el centro, y el tropical lluvioso y seco en el centro sur del continente.
En cuanto a las potencias emergentes en China hay dos climas principales, el suptropical chino y el de alta montaña y en Brasil predomina el tropical lluvioso.
No pretendo decir con esto que exista una relación directa entre el clima y la potencia económica, ya que de meteorología entiendo menos de lo justo. Pero a pesar de los avances tecnológicos la geografía física de un país siempre ha influido en su devenir económico: la orografía, los ríos, las costas, etc.
De si el planeta se está calentando yo creo que hay pruebes suficientes para creer que sí, y no por el solo hecho de que al escribir este artículo esté sudando a mares con el ventilador puesto y todo.
He estado haciendo unos controles caseros de medición de temperatura y humedad y la media máxima es de 31 grados Celsius o centígrados (en los países anglosajones la temperatura se mide en grados Fahrenheit) y una humedad del 70% aproximadamente. Para calcular la sensación térmica también hay que tener en cuenta la velocidad del viento, así que ahí lo dejo y no me voy a meter en berenjenales. Además llevamos dos noches que no bajamos de los 25ºC.
Hablando de los grados Fahrenheit me he acordado de una obra de Ray Bradbury de 1953 que leí hace mucho tiempo, Fahrenheit 451, el título alude a la temperatura en que arde el papel y que equivale a nuestros 233 grados Celsius.
La novela va de un bombero que quema libros por orden del gobierno, que opina que la lectura genera infelicidad y hace a los individuos desiguales. Es una novela antiutópica y fue llevada al cine en 1966 por François Truffaut, célebre director francés perteneciente a la nouvelle vague (nueva ola).
Generación que daría a conocer a cineastas de la calidad de Jean-Luc Godard, Éric Rohmer o Claude Chabrol, entre otros.
Bueno, hoy me voy pronto porque el calor me agota. Ya podéis observar por la dispersión del artículo que tengo las neuronas que casi no hacen sinapsis. Pretendía un artículo ligero y refrescante y me da la impresión de que no lo he conseguido.
Espero que cuando leáis el artículo haga más fresquito, lo malo es que la mayoría estaremos acabando las vacaciones. Buen tiempo para todos.