La buena austeridad
{mosimage}Despedimos este caluroso agosto tras haber disfrutado de uno de los eventos más esperados del año: La Fiesta Mayor de verano. Este año, han habido importantes novedades, pero lo más destacable es que han costado un 60% menos que el año pasado. Concretamente, hemos pasado de 208.000 euros que costaron en el año 2010, cuando gobernaba el anterior gobierno socialista, a 59.000 euros que han costado este año gobernando el PP en coalición con CiU y AVVIC.
A pesar del valiente recorte, se ha hecho un enorme esfuerzo por mantener la calidad y buscar fórmulas imaginativas. Por supuesto, ha habido comentarios de todo tipo. Unos han criticado que algunos conciertos hayan sido de pago y otros, que no hayan habido fuegos artificiales. Pero lo cierto es que la apuesta por programar algunos conciertos de pago, pero que eran complementarios, ha sido todo un éxito y los dos artistas que actuaron en el Castillo vendieron prácticamente todas las localidades. Y, además, ha habido una gran calidad en los espectáculos y en las actividades programadas. Por todo ello, hay que reconocer la gran labor de los técnicos municipales y de todos los voluntarios y entidades culturales que se han dejado la piel en ellas a pesar del duro calor.
Estas fiestas son un ejemplo de buena austeridad, de que se puede gestionar con eficiencia y de que se pueden administrar los recursos públicos sin derrochar. Porque, en estos momentos, no toca otra cosa que apretarse el cinturón. No es admisible gastar más dinero en fiestas, porque aunque son un elemento de evasión y también de dinamización, no debemos olvidar que hay un gran número de familias que están viviendo verdaderos dramas personales. Es a ellos a quien debemos de dirigir todos nuestros recursos y energías.