Gatitos

Gatitos

{mosimage}Ya sabéis que desde hace algún tiempo he decidido cambiar un poco  de estilo. Hoy empezaré hablando de animales. Claro que hablar del hombre viene a ser lo mismo y no pretendo, como piensan algunos, que voy a hablar de la mujer, porque sería no cambiar mucho con atuendos exteriores diferentes y atuendos internos tremendamente distintos, así como actitudes muy diferenciadas. No va por ahí la cosa. Hay tres gatitos que me hacen compañía y la única cosa que pretenden es que no sé de dónde han salido para alcanzar algunos fragmentos de mi desayuno, de mi comida o de mi cena porque a mí, como muchos otros cachorros de un mes de existencia, realmente me tienen miedo  y esto sí puede ser beneficioso, en muchos casos, para ellos como defensa y para mí como prevención. Yo no sé cómo se llaman ni ellos tampoco. Pero no importa, yo tengo siempre la manía de intentar averiguarlo. Y ahora me vais a perdonar porque tengo que responder una llamada telefónica de EE.UU. Enseguida vuelvo, espero. Estaré pronto de nuevo con vosotros porque mi hija suele entretenerme poco tiempo; lo tiene todo para su madraza. Ok.

Hasta aquí lo escrito el día 29 de agosto y sigo hoy día 1 de septiembre para terminarlo y que lleguen, siguiendo la orden, los originales, antes del día 10 de este mes. Mis gatitos no aparecen, no sé si se han enfadado conmigo pues hace ya dos días que no los veo. Quiero creer que son más obedientes que yo para ahora tener una fortaleza magna. Tienen un jefe de filas: un gato negro al que siguen fielmente. A mí me parece un gato macho y le llamo desde el principio “Lorenzo”. Los otros dos parecen gatitas y les llamo por obra y gracia del Espíritu Santo, que ahora soy yo, “Sandra” y “Anastasia” siendo la primera la más minúscula. Pero la verdad es que mientras estoy escribiendo estas líneas me doy cuenta de que el gato negro ha cambiado las instrucciones y llevo dos días sin ver a los que ya considero que son mis gatos, ¡craso error! Porque los gatos no tienen dueño y si en algún momento lo tienen, le son infieles aunque siempre y en cada momento el jefe, el que manda, les dura poco, porque los gatos y las gatas son a su vez muy independientes y nocturnos. Listos, pero no inteligentes. Me parece que ya en otra columna expliqué la diferencia entre estos dos matices, fríos y delicados matices a su vez. Como entre hombres y mujeres. El hombre puede ser inteligente pero la listeza es fundamental e inevitablemente siempre femenina. Y ahí está como yo frente a una maravillosa puesta de sol que los gatitos, por supuesto, ignoran.

Así me lo parece  
J.C.ALONSO DUAT