Niños feroces
{mosimage}Hace unos meses, mi amiga y componente de la asociación cultural de Castelldefels “El Laberinto de Ariadna”, me regaló “Niños feroces”, uno de los últimos libros de su esposo, el prolífico y excelente escritor Lorenzo Silva.
Hasta este verano no he podido sumergirme en sus páginas, al tener lecturas pendientes y desde luego que no he salido defraudado de tal inmersión: “Una historia inquietante sobre la gran paradoja de la guerra, siempre hecha por jóvenes pero nunca decidida por ellos, trata la historia de esos jóvenes que son enviados a primera línea de los conflictos armados, mientras los dirigentes en la retaguardia se desentienden de horror que causan”.
Lorenzo nos ofrece en esta novela, una serie de historias entrelazadas, la de Lázaro, un joven de 23 años, aprendiz de escritor. La de Jorge, protagonista de su primera novela, voluntario en Rusia de la División Azul y combatiente de las Waffen-SS en la defensa de Berlín. Y con ellos reflexiona de las dificultades que padecen los jóvenes y la de quienes arriesgan la vida en nuestras guerras.
Lorenzo acompañado por las lecturas de Walter Benjamín, Jorge Semprún o Günter Grass, se transmuta en Lázaro, personaje de la novela y escribe un vibrante relato donde va enhebrando estampas de hoy, desde la guerra de Irak y Afganistán al 15-M, recorre escenarios de una Europa en guerra e, hijo de su tiempo y con la suma de fragmentos, escenas, lugares e historias construye una narración veraz y emocionante. La novela tiene mucho de estilo periodístico, ya que todos los acontecimientos y batallas que refiere han sucedido en la realidad. "Busqué relatos singulares que no están en los libros de Historia. Son historias cotidianas de los pobres desgraciados que van a las guerras", cuenta el autor, quien reconoce que no llegó a tiempo para conocer a alguno de esos voluntarios de las SS, porque ya habían fallecido.
Lorenzo Silva (Madrid, 1966), vive en la población cercana de Viladecans y tiene unos fuertes lazos de amistad con nuestro colectivo, ha escrito numerosas novelas que sería prolijo citar aquí. También tiene numerosos premios, entre ellos el Premio Nadal en 2000 por el “Alquimista impaciente”, novela que fue llevada al cine por el director Manuel Martín Cuenca. Es, también, el autor de los personajes Bevilacqua y Chamorro, la pareja de detectives que tan buenos ratos nos han hecho pasar a los lectores con sus investigaciones.
Para quien puede interesarle: “Niños feroces”. Ediciones Destino. Colección Áncora y Delfín. Barcelona.
Felipe Sérvulo
fservulo@telefonica.net