Para ellas

Ayer lo recibí y ayer lo leí. Estoy hablando del suplemento semanal de Cultura de La Vanguardia. Y ayer en versión catalana. A mí  no me importa. Siempre he opinado que la virtud de saber hablar es eso, una virtud, una cualidad, un arte en cualquier idioma y en cuantos más, mejor. Y sirva para entendernos, ayudarnos, colaborar e incluso para enamorarnos alguna vez. Pues bien, el número de ayer, el 539, me pareció de los más brillantes y “Recuperadas” es el título del primer artículo, pero son buenos todos. Os aconsejo, si lo podéis tener en mano, que lo leáis, sin prisas, despacito, con cariño, con un interés especial. Es una realidad evidente que el papel de la mujer en la historia de la cultura y de la creación artística ha sido siempre infravalorada, desconocida, y el hecho de incorporarla al mundo de la creación le ha sido más difícil y menos rentable, sin duda. Me refiero únicamente a las manos, las ideas, e incluso la autoevaluación de los resultados. Es seguro que todo esto es lo que ha inducido a la revista a llamar “Recuperadas” a Maruja Mallo, residente entre Madrid y Buenos Aires y pintora de primera línea, como María Blanchard, santanderina, establecida en París mucho tiempo y Mercè Rodoreda (permitidme que escriba el nombre en catalán, ella lo es), autora de libros, guiones de película y probablemente muchas cosas más que ni tan siquiera fueron firmadas con su nombre. Pero todas empezaron a escribir o pintar en la segunda mitad de su vida cuando el fenómeno reproductivo, fisiológico en todos sus aspectos, pasaba a otro plano y la mujer tenía mayor libertad de acción.

Pero lo cierto es que la obra del tipo que sea, siempre fue menos considerada no sólo de lo que merecía,  sino que aparecía envuelta en una infravaloración por todo el  mundo. Y se dan casos que llenarían una lista interminable. Por ejemplo, Shumann firma muchas obras compuestas por su mujer, o bien, María dela O Lejarragacuya dramaturgia venía firmada por Gregorio Martínez Sierra, en aquellos momentos su marido legalmente considerado y de gran éxito de crítica y de público. Prosistas como Carmen de Burgos o Rosa Chacel, poetas como Concha Méndez y cineastas como Ana Mariscal podrían estar en una inacabable lista de la cual estos nombres serían sólo el principio de un hecho entonces frecuente. Existe así, un cuadro pintado por Luisa Vidal, el cual durante mucho tiempo fue atribuido al catalán Ramón Casas.  Y como este dato hay otros muchos en la historia del arte, de la literatura, la ciencia y la música que valdría la pena revisar y corregir. Porque existen tantos datos fielmente controlados que la relación o el relato cultural que tenemos de los mismos, resulta directamente falseado. Pero lo tristemente cierto es que las mujeres que escribían en aquellos principios del siglo XX, estaban todas muy mal vistas. No se valoraba su talento, la profundidad de su obra, el sentido de la aventura y también su intención política, el arte de una esposa crítica, reconocido o no de ilusiones basadas en la realidad. Hace mucho tiempo que afortunadamente en varios puntos de España la recuperación de nombres femeninos ha sido un hecho. Y  no me refiero a individualidades, (pero también) sino a organizaciones con vitalidad ahora, en el año 2012. Aquí, en Castelldefels, tenemos un Club dela Mujerque funciona. No sé cuántas y cuántos  estudiosos han consultado cosas de la historia cultural de la mujer que lleva ya más de cien años de existencia, y a mí me gusta y lo celebro.

O así me lo parece
J.C.Alonso Duat