14 de febrero y 8 de marzo

Por Carmen Sánchez

Hasta hace bien poco, el día 14 de febrero tenía para mí un sentido algo demodé. Siempre que pensaba en ese día me aparecían por la mente cupidos rechonchos o imágenes de una antigua película española en la que San Valentín montaba en el ascensor de la Torre de Madrid rumbo al cielo.

Me comencé a reconciliar con el 14 de febrero cuando la Alianza Europea para la Salud Sexual (AESS) decidió, con el beneplácito de la Organización Mundial de Salud (OMS), rebautizarlo con el nombre del “Día Europeo de la Salud Sexual”. Este día nació con la intención de fomentar unas prácticas sexuales seguras y respetuosas para todas las personas y libres de enfermedades y disfunciones. Para conseguir una buena salud sexual, es muy importante que los derechos sexuales de todas y todos sean respetados y protegidos. Así que diferentes administraciones y entidades organizan actos y lanzan campañas para concienciar sobre los diferentes aspectos que debe incluir una buena salud sexual.

 Pero este año, el 14 de febrero tiene un plus más que especial ya que coincidiendo con su decimoquinto aniversario, la Organización V-Day (www.vday.org ), un movimiento global que lucha contra la violencia hacia las mujeres y las niñas, anima a un billón de mujeres y hombres a SALIR A LA CALLE, BAILAR, levantar la voz y EXIGIR el fin de esta violencia  (www.onebillionrising.org )

 Cuando estoy acabando de escribir este artículo, están a punto de comenzar innumerables bailes colectivos en todo el mundo: Addis Abeba, Londres, Cartagena (Colombia), Esparraguera, Singapur, Teherán… Espero que sea un éxito y que los medios de comunicación den buena cuenta de ello.

 Y siguiendo con días señalados, en tres semanas, se volverá conmemorar el Día Internacional de la Mujer y espero que este año se ponga el énfasis en los derechos sexuales y reproductivos de las mujeres, porque vuelven a estar en peligro, sin haberlos conseguido del todo.