La cruzada en contra de determinados derechos adquiridos de una forma pacífica y democrática, está siendo insoportable en estos últimos meses. Pero donde algunos están rizando el rizo es respecto a la interrupción voluntaria del embarazo.
Están utilizando un lenguaje torticero para confundir a la ciudadanía sobre términos legales respecto a un derecho fundamental (el de la mujer) y un bien jurídico protegido (el nasciturus)[1]. Entran en contradicciones insultantes al usar expresiones como “violencia estructural” mezclando aborto y violencia de género.
Están mintiendo sobre los datos que utilizan, aunque sin saber con qué objetivo… porque afirmar que las mujeres que abortan son las que menos formación tienen, además de falso según los datos de ACAI (Asociación de Clínicas Acreditadas para la Interrupción del Embarazo), a muchas personas nos queda la duda de qué querían demostrar con ese dato y los pensamientos que me pasan por la cabeza me producen escalofríos… Y lo de acusar de que se protegen más los fetos de los cefalópodos que los humanos, me suena demasiado a la campaña publicitaria en contra del aborto que en 2009 emprendió la Conferencia Episcopal con la imagen un bebé y un lince, y que para más inri resultó que el lince no era de la especie ibérica sino boreal…
También expresan pensamientos en voz alta y tienen lapsus nada casuales en los que equiparan terrorismo y aborto.
Estoy convencida de que la mayoría de lectoras y lectores sabrán identificar con determinados individuos cada una de las explicaciones detalladas en los tres párrafos anteriores, y han sido respectivamente: el ministro de Justicia, Alberto Ruíz Gallardón; la diputada, Beatriz Escudero; y el ministro de Interior, Jorge Fernández Díaz. Al parecer el ala más conservadora y católica del Partido Popular.
Y para acabarlo de rematar las declaraciones del ministro de Justicia en las que afirma que con la nueva ley “las mujeres no irán a la cárcel por abortar, pero eso no significa que no vayan a imponerse medidas punitivas”, me suena demasiado a amenaza velada.
Espero que a las movilizaciones contrarias al cambio de la ley actual del aborto se sumen muchas ciudadanas y muchos ciudadanos laicos, religiosos y de diferentes colores políticos para que el “derecho a la autonomía, a la integridad y a la seguridad sexual[2]” del cuerpo de la mujer siga pudiéndose ejercer.
[1] Para ampliar información: El Tribunal Constitucional y las mentiras de Gallardón de Mar Esquembre
[2] 2º de los 11 Derechos Sexuales aceptados por la OMS en 2002