En esta segunda entrega sobre los equipos del Castelldefels Hockey Club, os hablaremos de uno de los grupos de benjamines. En esta categoría, que comprende a niños entre 8 y 10 años, el club tiene dos equipos: uno de niñas y uno de niños. El equipo de niñas juega con las mismas normas y tipo de juego que las prebenjamines, de las que hablamos en el anterior artículo.
Así es que hemos quedado con los chicos, un grupo de de 15 chavales llenos de energía y entusiasmo. Nos sentamos en una esquina del campo. Al fondo, las chicas mayores siguen con su entrenamiento, enseguida todos los niños se enganchan a la conversación, y lo hacen con orden y disciplina. Menos mal porque son unos cuantos: Luc, Víctor, Matías, Tian, Nil, Sam, Xavier, Ot, May, Dídac, Daniel y Gerard. Por su parte, Sam, que es el portero, participa sin quitarse las protecciones (guardas, le llaman) pero nos asegura que se siente a gusto con ellas, que no son incómodas.
Nos ha chocado, al hablar con ellos, que la mayoría empezaron en el hockey cuando tenían 3 o 4 años (aunque también hay otros que llevan muy poquito tiempo), y todos parecen coincidir en que lo hicieron porque vieron a amigos o hermanos/as jugar, les interesó el deporte y se engancharon. También coinciden todos en estar encantados con el entrenador, que es joven, se llama JM y se nota que también disfruta con los chavales, “es un lujo entrenarlos” nos dice. JM nos explica que no está solo también colabora Jose, que hace las funciones de entrenador del portero. Y también está Albert, que entrena al grupo de las niñas. Los tres entrenadores juegan al hockey en las divisiones superiores
A estos chavales, lo que más les gusta son “los partidos” y también disfrutan con todo lo referente al juego: “Nos encantan los golpeos y los penaltis”. Por cierto, en medio de la conversación nos dan una lección práctica y nos enseñan qué es el push, el látigo, la coreana y el “tiqui-taca”, que es como llaman ellos al toque de derecho y revés que se hace para controlar la bola. Lo de los penaltis (nada que ver con los del fútbol) también les apasiona, y en cuanto se lo requerimos, nos hablan de “penalti-corner”, de stroke y nos hacen una pequeña demostración.
También les preguntamos por lo que les resulta más difícil y nos contestan que jugar los partidos; imaginamos que se refieren a toda la organización del encuentro: distribución, jugadas, ataque y contraataque… De la técnica destacan, como lo más complicado, elevar la bola, aunque “no se puede por encima de la rodilla, es falta”, y Sam (el portero) apunta que lo más difícil es “pararlas, sobre todo las del entrenador”.
Hablando de los partidos, nos comentan que “hemos subido de categoría” y que “en esta de ahora vamos cuartos, en la mitad de los ocho equipos que juegan”. Luego, JM nos aclara que “al inicio de la temporada estaban en la liga C, pero que al quedar invictos en el primer torneo, en la segunda competición, que empezó en enero, ya jugaron en la liga B”.
A diferencia de las categorías inferiores (y de las niñas de su categoría) que juegan 3×3 y con dos porterías por equipo, ellos lo hacen con una portería reglamentaria y 5×5, uno de ellos de portero. La formación, “que la decide el entrenador”, suele ser de dos defensas (uno de ellos queda atrás y el otro sube), un medio y un delantero, aunque el año pasado el entrenador (Víctor) “ponía un portero, un defensa, dos medios y un delantero”.
Resulta muy enriquecedor que nos expliquen las reglas del juego y que nos expliquen que solo se pueda golpear la pelota con el lado plano del stick (“si lo haces con la que no es plana, es falta”), o que “hay que estar a tres metros del que saca porque si no eso también es falta”. También nos cuentan que en el penalti, el jugador que lo tira avanza solo hacía el portero y el resto de jugadores sale detrás intentando alcanzarlo y evitar el gol y que “no es penalti-corner, ni stroke, sólo penalti, pero diferente al de las categorías de más mayores”.
Antes de marchar, JM nos comenta que un buen número de padres apuntan a los chavales por “el buen ambiente que hay en los entrenamientos y partidos”, y el grupo concluye al unísono con un “nos encanta el hockey”; Gerard, además, es de lo más optimista y remata: “si seguimos, quizás lleguemos alto”.
F Lorza, P. Mattio