Mentoring

 

El mentoring es un proceso de desarrollo individual donde una persona con más experiencia guía y aconseja a otra, generalmente, más joven y necesitada de inspiración. Aunque se ha puesto de moda en nuestros tiempos, es una técnica que se viene aplicando desde hace siglos, incluso su origen etimológico es muy antiguo: rocede de Mentor, que era un personaje de la Odisea de Homero. Ulises pidió a Mentor que preparase a su hijo Telémaco para que le sucediera como rey de Ítaca. Así, Mentor se convirtió en su maestro, consejero, inspirador y modelo. Además, muchos consideramos a Sócrates el padre del mentoring, no en vano fue el mentor de Platón.

En realidad, el mentoring suele ser un proceso informal de conversaciones. Es muy raro que se establezcan sesiones formales donde el mentor comparte su experiencia con la otra persona de forma consciente. El objetivo del aprendiz o tutelado es desarrollarse con éxito a nivel profesional y también personal. Ahora bien, para ello el mentor no sólo ha de responder a unas preguntas ocasionales o darle ayuda puntualmente, sino que se trata de una relación permanente de diálogo para alcanzar un desafío a través de un aprendizaje compartido. Podemos decir que es una relación estable entre dos personas. Por un lado, el mentor que ejerce de guía ha de tener un deseo de ayudar, una buena credibilidad basada en el ejemplo, disponer de tiempo y energía, tener una mente abierta para ofrecer caminos diferentes, saber compartir y tener un interés en desarrollar a otros. Por otro, el mentorizado tiene que ser autocrítico, tener ansia por aprender y estar dispuesto a realizar una inversión en sí mismo para generar cambios personales. Normalmente, los mentores no pueden guiarnos en todas las facetas de la vida. Ellos nos aconsejan en aquello que su experiencia les hace fuertes. Hemos de tener un mentor para cada tema. Por ejemplo, se nota quien ha tenido un mentor especialista en finanzas personales y quien se lo ha gestionado como ha podido sin ningún tipo de ayuda.

Todos hemos tenido algún mentor o tutor en nuestras vidas. Algunos hemos tenido varios y cada uno nos ha dejado un poso diferente. Normalmente, ha sido alguien de la familia, algún amigo cercano o buen profesor que consideró su obligación aconsejarnos. Sin embargo, cuando somos mayores, a pesar de que lo seguimos necesitando, tener un mentor es una tarea difícil.

Os animo a buscarlo, abridle vuestras inquietudes, sed humildes y valorad sinceramente sus aportaciones.