Llegan a cruzar el océano noticias que hablan de la fuerte crisis que vive España. Le dan bombo a la patética imagen del presidente del Gobierno, con sus finales de cita, a la suma de escándalos y corrupción de su partido, en los que él está implicado con muchos otros protagonistas, administraciones e instituciones. Ven llegar antiguos amigos que regresan a sus orígenes, después de haber tenido que empezar de cero en busca de esperanzas, estos vienen acompañados de quienes vienen buscando oportunidades que su país no les da. Llegan a escucharse los reclamos de independencia de parte del país y las voces de los indignados exigiendo una democracia real, haciendo evidente la erosión del sistema democrático y cuestionando la confianza de la ciudadanía hacia sus principales protagonistas: los partidos políticos. Cuesta poner orden a todo y en una breve conversación poder explicar cuál es la situación actual que estamos viviendo, por qué llegamos a este punto y cómo podremos salir de él.
Nos encontramos con la ruptura de los acuerdos llegados en el inicio, de la hasta ahora llamada, democracia. Acuerdos agotados que hoy requieren de un volver a empezar, de un proceso constituyente. Un sistema territorial agotado, donde ni unos ni otros están conformes en cuanto a su soberanía, y la única respuesta la tendría que tener el pueblo. La actual democracia no es la que deseamos ni la que nos merecemos como ciudadanos, la crisis democrática pasa por devaluar y empobrecer un país, por recortar también su democracia, su calidad, su extensión. Alejarla de los ciudadanos, tal y como pretenden PP y CiU con sus nuevas leyes de competencias de las administraciones locales, que tan solo pretenden ocupar, controlar y privatizar sus instituciones.
Reaccionar a esta involución pasa por refundar nuestra democracia, que es lo mismo que reconstruir los fundamentos que dan estabilidad, cohesión y garantizan un progreso inclusivo, equitativo y sostenible, a la sociedad. Estamos tan mal que no sirven los parches. Habrá que romper con muchos aspectos del pasado. Convocar a la sociedad para transformar nuestro país exige ganarse el crédito político y moral que hoy se nos niega a los actuales protagonistas de la política. No recuperaremos este crédito solo desde la política partidaria, para conseguirlo debemos confluir con la sociedad movilizada para definir, juntos, un proyecto de revalorización moral, de regeneración democrática y de salida justa y equitativa de la crisis.
Candela López
Grupo Municipal ICV-EUiA