Divorcio

El pasado 24 de octubre se produjo el anuncio oficial. El matrimonio que unía a PP y CiU en el gobierno municipal de Castelldefels ha tocado a su fin. La ruptura llega después de un sinfín de desencuentros, de una convivencia que nació excesivamente forzada y que ha durado poco más de dos años de mandato. La federación nacionalista, a través del presidente local de Convergència Democràtica de Cata-lunya, anunció en los medios de comunicación la ruptura; eso sí, sin consultarlo previamente con sus socios de Unió Democràtica. Y a la hora de escribir estas líneas, pasadas unas semanas, el PP todavía no reconoce oficialmente su aislamiento institucional. Ahora los populares sólo cuentan con el apoyo de los dos concejales de AVVIC y queda en el aire el voto del único concejal de Unió que hay en el Ayuntamiento. Si acompaña a sus socios de federación y se va a la oposición, a partir de ahora, en los plenos, PP y AVVIC sólo pueden sumar 10 votos favorables frente a los 15 que sumarán los opositores.

Así las cosas, hasta las elecciones municipales de mayo de 2015, la ciudad se queda con un gobierno que no podrá seguir gobernando. PP y AVVIC se quedan sin fuerza y sin legitimidad para liderar la toma de decisiones al frente del Ayuntamiento. Y frente a ese gobierno en minoría, una inmensa mayoría formada por los partidos de la oposición, de la que difícilmente va a salir una alternativa de gobierno. Hasta que los ciudadanos no decidan en las urnas tenemos el siguiente panorama. Un Partido Popular que arrancó el mandato con mucha improvisación y asolado por las carencias, sustentadas en su gran falta de experiencia para liderar un proyecto de ciudad. Se fue de la mano de CiU que, en 2011, no era de fiar y que ahora que lo es, ya no quiere gobernar con ellos. Luego tenemos a los dos concejales de AVVIC, que son la nota exótica del pleno municipal y cuya aportación al ejecutivo es marginal.

Y enfrente tenemos a un PSC que quizá cuente con el político más fiable de cuántos lideran un partido en la ciudad, pero que tendrá que luchar contra el descrédito actual de sus siglas. Iniciativa per Catalunya Verds-EUiA tiene ideas, valores y un guión para el futuro. Sólo le falta romper el techo de cristal que tiene en éste y en otros ámbitos electorales. Ese es su mayor problema. Y dos partidos que ahora mismo no tienen representación municipal, como son ERC y Ciutadans, creo que en 2015 van a tener voz y voto en la casa consistorial. Y en medio de todo este panorama de fragmentación ideológica, el divorcio, cada vez más visible, entre la ciudadanía y los representantes políticos. Todo eso pesará en las próximas elecciones locales. Y si tuviera que apostar por lo que nos va a deparar el futuro, a día de hoy, esa apuesta la dejaría desierta.

Goyo Benítez

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