Artur Mas y sus socios de ERC no tienen dinero para pagar a las farmacias pero sí que lo tienen para viajar por todo el mundo en su “tourné separatista”. No tienen dinero para fortificar la sanidad catalana pero sí que lo tienen para la celebración de la consulta separatista. No tienen dinero para saldar las deudas con los ayuntamientos pero sí que lo tienen para pagar “embajadas” de lujo en el extranjero. Catalunya no tiene dinero para infraestructuras pero sí que lo tiene para pagar una estructura política perfectamente prescindible como los consejos comarcales.
Los medios de comunicación públicos se llevan más de 240 millones de euros anuales. Sólo en TV3 trabajan más empleados que en Telecinco, Antena 3, Cuatro y La Sexta juntas. Eso sí, para mejorar las escuelas a las que van nuestros hijos no tienen dinero. Se gastan más de 150 millones de euros para política lingüística, otra “morterada” en mantener organismos paralelos a los que ya existen a nivel español, se gastarán más de 3 millones de euros en celebrar el 1714 y 84 millones más en la rehabilitación del Mercat del Born, buque insignia del secesionismo.
Para ocultar ese despilfarro nacionalista y su nefasta gestión económica, para encubrir que CiU tiene su sede embargada por graves casos de corrupción, y para disimular que el Gobierno de España está rescatando a la Generalitat de Catalunya con la inyección de 29.000 millones de euros, han resucitado el “España nos roba”. Están practicando una huida hacia adelante que les lleva a un callejón sin salida.
Los catalanes sabemos que Artur Mas es un cadáver político al que le importa bien poco resolver la crisis económica. Por eso, estoy bien seguro de que el batacazo electoral que se dará CiU será de padre y muy señor mío.
Diputado en el Congreso
Partido Popular