Érase una vez un pequeño y lejano país en el que había un grupo de técnicos tributarios que un buen día denunciaron que el 70% del fraude fiscal se concentraba en las grandes fortunas y en las grandes empresas. Al mismo tiempo, esos mismos técnicos de la Agencia Tributaria afirmaban y demostraban que el 80% de los recursos de la inspección se dedicaban a investigar pymes, autónomos y asalariados; es decir, a los ciudadanos más débiles y pobres. Por aquella época, en ese mismo pequeño y lejano país, una revista desvelaba que 214 inspectores de Hacienda habían cambiado de bando y se habían pasado al “lado oscuro” de la fiscalidad nacional. Habían fichado por empresas investigadas por la Agencia Tributaria, con el fin de ayudarles con sus problemillas de opacidad fiscal.
En aquel pequeño y lejano país el ministro de Economía respondía al nombre de Cristóbal Montoro, un hombre que hasta el año 2008 había sido socio principal y consejero de la empresa “Montoro y Asociados”. En la actualidad, esa empresa se llama “Equipo económico” y se dedica a asesorar a grandes empresas y fortunas millonarias en una práctica que se conoce como elusión fiscal, esto es, una forma legal de evadir impuestos aprovechando los huecos de la normativa aplicable. Al frente de esa empresa está Ricardo Martínez Rico, que fue secretario de Estado de Hacienda en un gobierno de Aznar, con Montoro como ministro. Y rizando el rizo de las relaciones familiares y profesionales, resulta que el hermano de Ricardo, Felipe Martínez Rico, es actualmente el jefe de Gabinete del ministro Montoro.
Bonito cuento, ¿verdad? Disfruten de la Navidad, mientras el gran capital se dedica a engordar sus cuentas corrientes con la complicidad de la derecha política. Y cuando pase este tiempo de celebración, recuerden la esencia de la guerra que se está librando hoy en día.