En su afán por devolver a la sociedad española a tiempos pasados que nunca debieran volver, el PP no descansa. El gobierno de Rajoy acumula ya un buen número de ejemplos que demuestran el camino de regresión que han emprendido, con la crisis económica como excusa y con la mayoría absoluta en el Congreso de los Diputados como arma.
Los recortes en la educación, en la sanidad o en los servicios sociales se han sucedido en estos dos años de gobierno del PP en España. Las pensiones, se ven cuestionadas. Las ayudas a la dependencia han quedado bajo mínimos. Todo lo que es público está en el punto de mira del PP en su afán por privatizar (el último caso, el de la sanidad de la Comunidad de Madrid ha sido paralizado por los tribunales). Y en el ámbito laboral, la reforma laboral, que aprobaron al poco de llegar al poder, no ha hecho más que agrandar la herida del paro y aumentar la inestabilidad y la temporalidad para las personas que trabajan.
Por si fuera poco, ahora pretenden regular la esfera privada de las mujeres y decidir por ellas cuándo deben ser madres. La reforma de la ley del aborto que defiende contra viento y marea el ministro Gallardón ha puesto en pie a la sociedad, no sólo española, sino también europea. Con su proyecto, defendido por todo el Gobierno, no lo olvidemos, pretende devolvernos a los tiempos de la España en blanco y negro y situarse, como en muchos otros temas, de espaldas a la inmensa mayoría de la ciudadanía.
El PP ataca frontalmente la libertad de las mujeres y quiere impedirles decidir sobre algo tan íntimo, tan personal, como es el propio cuerpo. Si se aprueba la reforma de la ley del aborto, volveremos a aquellos tiempos en que las mujeres que tenían los suficientes recursos económicos para pagarse el viaje y la estancia se iban a Londres a interrumpir su embarazo. En cambio, aquellas otras que no tenían dinero (la mayoría) se veían obligadas a hacerlo, clandestinamente, en condiciones lamentables. Había mujeres que morían en el intento.
El paso del PP por el Gobierno va camino de ser el del paso por un túnel oscuro a lomos de un proyecto ultraconservador. La ciudadanía española no es así y la presión social les hará claudicar de un modelo de sociedad que debe permanecer bajo llave en el baúl de los recuerdos.