Flores para Algernon

“Flores para Algernon” es el título de un relato de ciencia ficción publicado en 1959 y que luego apareció como novela corta en el año 1966. Como relato, recibió el premio Hugo y como novela corta, el premio Nébula de ciencia ficción. En 1968 se hizo una versión cinematográfica llamada “Charly” (que es el nombre del protagonista).

El autor es el psicólogo y escritor estadounidense Daniel Keyes, que nació en 1927. No ha sido un autor prolífico y todas sus obras se centran en los desarreglos psicológicos de sus protagonistas y en su forma de ver el mundo.

Sin ánimo de destripar la novela sólo diré que el protagonista es un retrasado mental (cito textualmente), con un Coeficiente Intelectual de 70, que se ofrece a ser operado del cerebro para “ser más listo”. La misma operación es realizada previamente en un ratón llamado Algernon con el que, al principio, compite por resolver laberintos y Charlie pierde siempre.
La estructura de la novela se basa en los informes de progreso que el protagonista va escribiendo para el equipo de psicólogos y psiquiatras que le operan y siguen el experimento. No cuento nada más, los que queráis saber más os aplicáis a su lectura. Yo leí esta novela (o el relato, no recuerdo) cuando tenía entre 13 y 15 años aproximadamente, y lo hice en la biblioteca que había detrás de la oficina de la Caja de Barcelona o ya Caixa Catalunya (tampoco recuerdo) en la Av. Constitución frente a la Bodega Vallès. Ahora me ha emocionado igual que cuando era adolescente (a lo mejor no he evolucionado). He pedido información por correo electrónico a la Obra Social de Catalunya Caixa sobre esta biblioteca: fecha de apertura, volúmenes aproximados que contenía, fecha de cierre, etc. No he recibido contestación debido a que lo pedí a finales de la semana pasada; si me contestan, haré un apéndice en el artículo del mes que viene.

La única información que puedo aportar es la de mis recuerdos de hace cuarenta años. En aquella época, no recuerdo si estaba acabando la EGB en la Academia Castelldefels o había empezado el BUP en el San Fernando (o el señor alemán me empieza a esconder las cosas o es que realmente me estoy haciendo viejo), nos juntábamos varios compañeros de clase e íbamos allí a buscar información para hacer los trabajos escolares. Fue allí donde me topé por primera vez con la enciclopedia Espasa Calpe, con sus lomos negros y letras doradas, que ocupaba una estantería entera. Recuerdo que tuve que hacer un trabajo sobre el fascismo en Italia y “fusilándome” el artículo de la enciclopedia salí del paso dignamente. Otras veces nos distraíamos bastante y nos poníamos a hablar para enojo del bibliotecario que tenía el mote de “Mortadelo”, debido a sus gruesas gafas y a su nariz prominente. La biblioteca en teoría era para los clientes de la entidad financiera, pero nos dejaban entrar sin carnet; lo que no podíamos hacer era sacar obras para llevárnoslas a casa.
Estos son mis recuerdos de la primera biblioteca que visité, luego han sido muchas las que han recibido mis visitas. El caso es que ha llovido mucho desde entonces, lo suficiente para regar un desierto. Un saludo a mis fieles lectores, que alguno sé que tengo.