La procesionaria del pino

El Ayuntamiento conoce la problemática generada por la procesionaria. Hasta ahora, se combatía mediante fumigación aérea, pero recientemente Europa ha aprobado fuertes restricciones sobre el uso de plaguicidas aéreos, justamente con la intención de proteger al ciudadano de los efectos nocivos que estos tienen para la salud de las personas y también fatales sobre el medio (por aniquilar a muchos otros organismos necesarios para el equilibrio biológico de los ecosistemas).
Ante la prohibición, y dada la voluntad del Ayuntamiento de seguir actuando para combatir esta plaga, se han aplicado tratamientos biológicos (sí permitidos) de varias tipologías, de los que se están evaluando resultados. Independientemente de cuáles sean los resultados, cabe insistir en que son los que tenemos al alcance con la legislación vigente.
Para combatir esta plaga de manera efectiva, también es necesario que los propietarios de terrenos susceptibles de albergarla traten sus árboles mediante los tratamientos permitidos disponibles. Pero ya es tarde para aplicarlos; tal y como se informaba en la página dedicada a Medio Ambiente en el mes de septiembre, los tratamientos de prevención se realizan en los meses de otoño. Pasados éstos, no tienen efecto. Tampoco es el momento ideal para retirar los nidos, dado que las orugas ya han empezado a salir de ellos. Además, hay que ser conscientes de que esto debe realizarlo un profesional, ya que contiene miles de pelitos de oruga (donde está la toxina) que se pueden esparcir empeorando el riesgo.
En este año se suman varios factores que han podido hacer que la plaga esté siendo más severa: la climatología y concretamente el viento de los últimos días han contribuido a la propagación y a que la presencia de orugas sea más desordenada y menos controlable. Ante la situación, cabe tomar una serie de precauciones:
-Máxima precaución personas alérgicas y niños pequeños. La curiosidad de estos últimos los hace víctimas fáciles de sufrir daños en las manos por contacto con los pelos urticantes de las orugas, y en cara y ojos si se frotan con éstas antes de haberse lavado.
-Máxima precaución con las mascotas: evitar los paseos por pinedas en los meses de febrero y marzo. Llevarlos atados para evitar que su curiosidad los lleve a meter el hocico en una procesión de orugas…
-El calor destruye la toxina, por lo que agua templada podrá ayudar a tratar los sarpullidos, pero se recomienda acudir a un especialista médico (personas) o veterinario (mascotas) de manera inmediata en cuanto se detecte la afección.
Por último, cabe alertar de que los pelos urticantes de estas orugas se desprenden de ellas y pueden ser arrastrados por el viento a mucha distancia del nido, por lo que hay que tener en cuenta que existe también la posibilidad de afección pese a no estar en una pineda infestada.
Ante la situación de alarma que generan, hay que ser conscientes del problema y estar prevenidos ante los posibles riesgos a los que nos exponemos las personas y nuestras mascotas. Y pasado este momento de máximo riesgo, el Ayuntamiento planificará los tratamientos a realizar en el arbolado público aplicando las modificaciones que los resultados de este año nos indican.