Salir del armario

Deberíamos ir saliendo del armario. Sé que cuesta, que en el ostracismo uno incluso acaba encontrando una cierta rutina que invita a la comodidad. Pero ese no es el camino. No es el camino para ir por la vida con dignidad. Yo lo hice, hace algunos años, y la liberación es tremenda. El alivio es tan grande; es tal la sensación de libertad que te acompaña desde ese momento, que cuesta imaginar que puedas vivir de otra manera que no sea esta.

Un buen día decidí que debía liberarme de ataduras, miedos y complejos. Sí, soy aficionado del Real Madrid. Lo reconocí en un tiempo y en un entorno cultural, social y laboral en el que quizá no estaba bien visto. Era dar un paso para desmarcarse de la corriente mayoritaria, asumiendo que debía correr el riesgo de acabar convertido en una especie de perro verde o dicho más vulgarmente, en el friki de turno. La cosa es que soy catalán, nacido en Catalunya, orgulloso de haber nacido en esta tierra, pero ahora no soy seguidor del Barça. Y digo ahora porque, siendo niño, yo también me hice del Barça de Maradona y Schuster. Mi pasión duró lo mismo que el paso de Diego por el club culé. Luego me “enganché” al fútbol virtuoso de la Quinta del Buitre y entonces ya entré en la madurez. Y a esa edad ya no cambias.
Sirva esta frívola anécdota, y muy de tono menor, como ejemplo de lo que puede estar sucediendo también hoy en día en cuestiones políticas. En Catalunya somos muchos los ciudadanos que nos podemos sentir desamparados, ante la falta de respuestas políticas a nuestras necesidades. Esos de- samparados tenemos la obligación de comprometernos ante el panorama actual. Recientemente, conversando con un antiguo fundador del PSC, un hombre curtido en mil batallas en los tiempos de la transición, me confesaba lo difícil que era encontrar hoy en día un espacio público donde defender una tercera vía, más allá de las trincheras ideológicas actuales. No tenemos espacio. Eso es cierto. Pero también nos falta valentía para dar el paso; para salir de ese otro armario, llamémosle ideológico. Seamos valientes para apostar por nuestras ideas, progresistas, de izquierdas; sin caer en ninguna de las dos trincheras; sin querer dar la vida por ninguna de las dos banderas predominantes, ni la estelada ni la rojigualda. Salgan del armario. Háganse ese favor.