Tener unos minutos de descanso diarios dentro de la jornada laboral, puede llegar a convertirse en la mejor fórmula para conseguir que el equipo cumpla sus objetivos en tiempo y forma. Según una prestigiosa profesora del Departamento de Personas y Organización de ESADE, recuerda que “un hábito permite una mayor concentración que implica la consecución de la productividad. El problema surge cuando el empleado se excede en estas prácticas”. Las costumbres laborales más habituales son:
LAS REDES SOCIALES
Si son usadas con mesura, ofrecen un universo de contactos, que pueden favorecer el desarrollo de tu profesión. No obstante, es evidente que hay quien se pasa, lo que obligará a poner freno.
TOMAR CAFÉ EN GRUPO
Es una de las prácticas mas extendidas en las empresas. La necesidad de cafeína es compartida por mucho profesionales a cualquier hora de la jornada. Durante estos parones los empleados pueden comentar, informalmente, los claroscuros de sus funciones y conocer el punto de vista de sus compañeros.
DESCANSOS PERIÓDICOS
Profesionales de las técnicas de trabajo, aseguran que cada media hora el cerebro hace un “out”, por lo que se hace necesario pequeños descansos para volver a ponerlo en marcha y continuar con la jornada. También se recomienda hacer unos descansos de unos minutos para relajarse con música, por ejemplo o pensando en otras cosas.
DESCONECTAR EL CORREO
En el ordenador, en la tableta y hasta en el móvil. El e-mail del trabajo nos persigue y, a veces, estos correos no son importantes. Ignorarlo unos minutos cada hora, por ejemplo, ayuda a concentrarse en las tareas que requieren ser completadas en el día. Hay que saber distinguir entre lo “importante” y lo “urgente”. Muchas veces priorizamos cosas “urgentes”, pero poco importantes y esto puede actuar en contra de nuestro rendimiento a largo plazo.
LLAMADAS PERSONALES
No se trata de estar toda la jornada colgado al teléfono, pero a veces es aconsejable hacer ciertas llamadas personales para gestiones que no nos permite nuestro horario laboral.
En definitiva, se trata de usar el “sentido común” para hacer más agradable y rentable nuestra permanencia en el centro de trabajo.