Las cabañuelas

Hubo un tiempo, no muy lejano, que los ciclos del campo eran esenciales en el devenir de los pueblos. Y palabras hermosas como parva, acarreo, avío…, formaron parte, durante siglos, de la vida de los hombres. Hoy casi nadie mira al cielo y ya no se usan estas palabras. Los calendarios son una sucesión de dígitos y los ciclos se han reducido a una mera cuestión económica. Pero siempre habrá un poeta que mirará atrás con nostalgia y rescatará el alma de la tierra. Yo tuve suerte, hubo en mi infancia un hombre bueno, Joaquín Armenteros, en un pueblecito de la provincia de Jaén, que me enseñó a mí, un niño asombrado, el curso de las cosechas, que todos los meses son diferentes y se rigen por cabañuelas, de ida y retorno.

Por motivos familiares, he estado en el pueblo donde pasaba mis vacaciones de verano en casa de mi abuela y he recordado que, en agosto, comienzan las predicciones del tiempo basado en las cabañuelas. Lo comenté con algunas personas y nadie parecía saber nada al respecto, hasta que dí con una persona que regenta el quiosco donde cada día iba a comprar el periódico. Él sí que había oído hablar de ellas en su infancia y decidimos, como un juego, tomar nota, guardarla y comprobar si 2015 será tal como hemos calculado. Así, el día 1 de agosto, amaneció bastante fresquito, muy nublado e incluso llegaron a caer algunas gotas, eso quiere decir que el próximo enero será muy frío y será lluvioso. El día 2 hizo viento y la temperatura subió algo, por la tanto el próximo febrero será de temperatura moderada y muy ventoso. El día 3 fue un día típico de agosto: caluroso y totalmente despejado, por la tanto marzo será templado. El 4 ya viajé hacia Castelldefels, pero allí dejé a mi quiosquero apuntado hasta el día 12 que es cuando acaban. Pero ahí no termina la cosa, a partir del 13 comienzan las cabañuelas de “retorno” o de “ida y vuelta”, que complementan las predicciones.

El origen está en Andalucía y en otros lugares se conocen como “témporas”, tienen miles de años y aparte de observar, como hacíamos nosotros debido a nuestro ámbito urbano solo el cielo, los hombres del campo observaban el comportamiento de los animales, las plantas, la Luna…

Sí, ya sé que estas predicciones locales tienen poca verosimilitud, ya que no se puede hacer una predicción correcta observando solo un lugar concreto. Hoy sabemos que el tiempo que nos ocurra a nosotros en una región es algo que puede estar gestándose a miles de quilómetros.

Pero más que explicaros yo de forma torpe esta tradición tan bonita, os animo a que busquéis información complementaria en Internet, hagáis vuestras predicciones y de paso miréis al cielo.
Eso siempre es un regalo.