Francisco Castaño Mena, vecino de Castelldefels, y Pedro García Aguado publican un nuevo libro, “Aprender a educar”

Francisco Castaño Mena es profesor especializado en jóvenes con problemas de conducta. Pedro García Aguado, orientador juvenil y conductor del programa ‘Hermano mayor’. Juntos han escrito ‘Aprender a educar’, un libro en el que amplían las ideas que ofrecen en sus conferencias, hablan a los padres y a los profesores de tú a tú, y recuerdan temas esenciales como los valores, las normas, los límites, enseñar con el ejemplo, la confusión respecto al castigo o cómo motivar y estimular el talento de nuestros hijos. No solo es un libro para padres, sino para hijos y jóvenes con el que podrán llegar a entender la difícil tarea que implica ser progenitor.

Después de haber visto tanto casos de jóvenes con problemas, ¿encontráis algún patrón común en todos ellos?

Pedro: Si no hay patologías psicológicas o psiquiátricas, hay un denominador común siempre y puede ser la sobreprotección, el no poner límites, la fisura educativa entre los padres, que sean demasiado autoritarios lo cual provoca rechazo en el hijo… Para nosotros lo importante es no rendirte nunca. De los 0 a los 12 años puedes preparar a tu hijo para entrar en la adolescencia, que es una etapa muy difícil, de una manera más equilibrada. Si tú dejas que todo ocurra y en la adolescencia estalle, puedes tener un problema, porque no es lo mismo un berrinche de un niño de 3 que de uno de 17.

“Si quieres conseguir
resultados diferentes
tienes que hacer cosas
diferentes”

En el libro destacáis la importancia de detectar un problema antes de que se desencadene, ¿qué factores nos tienen que poner en alerta?

Francisco: Yo creo que hay cosas que los padres detectamos cuando algo se pasa de la raya. Hay una frase muy típica que es “ya aprenderá, ya madurará”. Sin embargo, cuando hay un trastorno, si crece, crece también el mal comportamiento. En este sentido, ves que algo falla cuando cualquier cosa te cuesta una pelea y tienes que enfadarte, cada día, diez veces para conseguir que tu hijo haga las cosas. Entonces, algo falla.
Pedro: Y si tu hijo es de los que hacen que tengas que implicarte más, tienes que asumirlo y aceptar que tendrás que esforzarte el doble que otro padre cuyo hijo sea más dócil o acepte mejor las normas.
Francisco: Y en ese caso también tendrás que buscar estrategias para que ese esfuerzo sea menor. Como decía Einstein, si quieres conseguir resultados diferentes tienes que hacer cosas diferentes.

También habláis de la necesidad de la inteligencia emocional.

Francisco: Yo creo que es fundamental para que un niño tenga un comportamiento adecuado. Un niño tiene que entender por qué está o estamos enfadados o de dónde le provienen los sentimientos de tristeza. Si no lo trabajamos, lo que hacemos es intentar impedir que esté triste pero tenemos que enseñarle que hay momentos de tristeza y momentos en los que estará enfadado… No hay que impedir que eso suceda, sino que tiene que aprenderlo porque, si no, cuando de mayor esté triste y no sepa controlarlo, podemos entrar en depresiones.
Pedro: Hay muchos libros que hablan de estas técnicas pero la más sencilla es que si tu hijo se cae, se tropieza y se hace una herida en la rodilla y se pone a llorar, no hay que decirle no pasa nada, no llores. Pues no, que llore, se ha hecho daño y le escuece, tenemos que dejarle que exprese ese sentimiento y luego le preguntas qué ha pasado, y no dices la típica frase de “suelo tonto”, sino que le explicas que a lo mejor iba distraído y por eso se ha tropezado.
Con respecto a las nuevas tecnologías, ¿cómo podemos usarlas en beneficio de los jóvenes y controlar sus peligros?

Francisco: La realidad es que las nuevas tecnologías están y nuestra obligación es educar en su uso. No podemos ir ni en su contra ni dejar a nuestro hijo un ordenador o una tablet conectada a Internet sin ningún tipo de control porque Internet es el mundo real. En una pantalla pueden tener drogas, sexo, todo… Por ello, tiene que haber control y hay que enseñarles a utilizarlas. Una cosa muy importante también es enseñarles que no solo sirven para jugar, sino que se deben utilizar también para trabajar.

Y para terminar un mensaje esperanzador, ¿todo es superable?

Francisco: Sí, si no hay ningún tipo de trastorno y los padres se ponen manos a la obra, siempre se puede tirar hacia delante. Siempre que los padres siguen nuestras pautas en un espacio de reeducación, el chaval cambia.
Pedro: Y los resultados se obtienen porque los padres han cambiado la línea educativa. Aunque hay familias que no saben vivir sin conflicto, porque es el centro de sus vidas, y de manera inconsciente lo vuelven a generar.