El sábado y el domingo fuimos a visitar la Catedral y San Isidoro. Vuelvo a lo que os decía antes, ir con una persona a la que quieres y que entiende de arte y de historia tanto como tú o más es una auténtica gozada, ya que no paras de hacer comentarios sobre las cosas que estás viendo y te enriqueces muchísimo más. En la Catedral te dan un telefonillo con cinco alocuciones muy interesantes, pero al final ya pasas del aparato y prefieres verlo con tus propios ojos. Cuando ves las vidrieras desde dentro (y eso que estaba nublado) y la majestuosidad de los pilares y las bóvedas de crucería tan altos, piensas en lo que debía de sentir la gente en la Edad Media, carente de cultura. Si nos impresiona en el siglo XXI, imaginaos lo que les debía de impresionar a ellos. Otra característica que tiene León capital son sus bares, te tomas un botellín de Mahou o Amstel de tirador (Estrella Damm sólo encontramos en dos bares), y te ponen una “tapina”, como dicen ellos, que ya te hartas sólo con verla. Vamos, que con tres cañas y las tapinas te vas comido o cenado a casa. Por cierto, son gratis. El domingo estuvimos en la Colegiata de San Isidoro en una visita guiada al Panteón Real y lo que vimos no se puede explicar con palabras, hay que vivirlo y verlo en directo. Como anécdota, os diré que había una custodia de Juan de Arfe (s. XVI) y le pregunté a la guía si era el mismo autor de otra Custodia que hay en el Monasterio de las Benedictinas de Sahagún y me dijo que sí. Lo curioso es que más tarde fuimos a comprar viandas a un supermercado y nos la encontramos allí de nuevo y se acordaba de nosotros, fue muy gracioso, sinceramente. Nuestra última visita fue al Palacio Episcopal de Astorga de Gaudí y a la Catedral de la misma ciudad. En Astorga hubo un obispo de Reus, amigo y paisano del genial artista, que le encargó la construcción del Palacio Episcopal; como el obispo murió, Gaudí dejó la obra a medias y fue acabada con sus planos por otro arquitecto. A continuación, él se fue a construir la Casa Botines de León, actual sede de Caja España. Delante hay una estatua de Gaudí sentado en un banco y nos hicimos las fotos de rigor cogiendo del hombro al genio de la Sagrada Familia y el Parc Güell de Barcelona. Os debo recomendar a todos que si un día vais por aquellas tierras, no dejéis de hacer una visita relajada para disfrutar de todo lo que he contado. Naturalmente, hay muchas más cosas que ver, pero el tiempo es el que decide. Al lado del río Bernesga, que cruza León, están los paseos de Papalaguinda y La Condesa que unen El Hostal de San Marcos con la plaza de toros. Caminar charlando, observar los puentes que cruzan el río, o tomar algo en la Glorieta de Guzmán el Bueno que con su dedo señala la estación de Renfe y, por eso, los leones dicen que dice: “Si no te gusta León, ahí tenéis la estación”. Sinceramente, creo que quien visite León no se puede ir con mal sabor de boca, sino todo lo contrario. Yo, personalmente, me quedé con ganas de haberme quedado más tiempo, pero las obligaciones nos lo impidieron. Podría seguir escribiendo, y tal vez lo haga pero no en forma de artículo, pero creo que para este artículo, dos entregas son suficientes para daros una pequeña idea de lo que he sentido volviendo a la tierra de mis padres después de varios años. Feliz Navidad, Bon Nadal, Boas Festas, Eguberri on, Merry Christmas.