ANTONIO MONTERROSO

Hace casi una vida que conozco a Antonio Monterroso. Estuvo muchos años como profesor en los colegios Verdaguer y Antoni Gaudí de nuestra ciudad y tuve la suerte de compartir con él una época inolvidable, tanto a nivel personal como colectivo. Fueron los últimos años del franquismo y la Transición, hoy tan cuestionada, pero los que la vivimos sabemos lo que costó llegar a un escenario de concordia que desembocó en las primeras elecciones libres. Como consecuencia del clima social, en los primeros años de democracia se produjo un resurgimiento que hizo florecer los movimientos ciudadanos. Fue una época estimulante y enriquecedora que permanecerá para siempre en la memoria de los que tuvimos la oportunidad de ser espectadores y actores de ese momento histórico.
Antonio y yo fuimos fundadores, entre otras muchísimas cosas, del Grupo de Poesía Alga de Castelldefels, nombre que surgió de las dos primeras sílabas de dos grupos literarios a los que yo pertenecía (ALcudia y GAvina), esto lo cuento porque a menudo se oyen interpretaciones peregrinas sobre este asunto. Después vendrían otras personas que continuaron nuestra labor con más acierto, quizá, que nosotros, pero la cronología está ahí.
Antonio volvió a su Córdoba natal en 1985, pero aquí dejó aquí un montón de personas que le querían y que le siguen queriendo. A Castelldefels ha vuelto algunas veces y pronto tendremos una gratísima ocasión de reencontrarnos con él, ya que el viernes 13 de marzo a las 20 h inaugura una exposición de obras suyas sobre poesía visual en la Biblioteca Central. El viernes 27, el colectivo de escritores que presido, El Laberinto de Ariadna, presentará su último libro “Veo Veo”. Será en el Aula dels Escriptors de la ACEC, en el Ateneu Barcelonès, de la calle Canuda, 6 5ª planta, de Barcelona. Ambos actos son de entrada libre.
Desde luego, no voy a reproducir aquí su extenso curriculum, eso es fácil de consultar en Internet, lo que sí voy a deciros es que Antonio es una autoridad en poesía visual. La poesía visual es bastante menos conocida que la poesía, digamos, “tradicional” y se caracteriza, normalmente, por combinar la imagen con la palabra, aunque esa definición peca de simplista y tal vez se puede decir más certeramente que es la expresión artística no verbal en la que los creadores están en la “frontera” de varios géneros: pintura, teatro, música…, que combinan con la lírica, surgiendo obras generalmente impactantes en las que está presente en todo momento el aliento poético. Decía el genial Joan Brossa, artista de referencia, que: “La poesía visual no es dibujo, ni pintura, es un servicio a la comunicación.”. Nuestro entrañable amigo, el artista Guillermo Marín dice: “Poesía visual es la semejanza que existe entre una frase y la imagen que la expresa con un efecto poético o musical.”. César Reglero opina: “¿Qué es la poesía visual? La belleza que encierra está en proporción al grado de indefinición que la envuelve. O bien, Isabel Jover, nos dice: “Poesía visual es el arte de ver poesía en las cosas y saberlo expresar plásticamente.”
Reconozco mi poco conocimiento sobre este asunto, a pesar de mi amistad con muchos artistas que practican esta disciplina, siempre lo he visto como algo muy difícil y jamás me he atrevido a experimentar. La cosa se complica cuando leo por ahí que la poesía visual da lugar a diversas formas de expresión: concretismo, letrismo, semiótica. Y que también existe la poesía objetual, fonética, sonora…, en fin, todo un mundo fascinante por descubrir que difiere y, a la vez, complementa el convencionalismo que representa la poesía verbal.
Así pues, tenemos una ocasión única de disfrutar de 27 poemas visuales que van a integrar la exposición de Antonio, una obra “multidisciplinar”. Será la ocasión de quedarnos “perplejos”, en palabras del propio artista. Repito las citas: viernes 13 de marzo, inauguración. Presentación de su libro el viernes 27. Dicho libro es el número 0 de una nueva colección dedicada a las artes visuales titulada “La Manzana Poética”.
Pasear por nuestra Biblioteca, en el Espai Ramón Fernández Jurado, ver las obras de Monterroso y arroparlo con su libro en el Ateneu, un auténtico lujo que no debemos perdernos.