El Mobile World Congress ha terminado con un éxito rotundo. Es la mayor exhibición mundial sobre las tecnologías de movilidad que ha reunido a unos noventa mil profesionales y más de mil seiscientos expositores de todo el mundo. Aunque es más difícil de medir, se habla de una inyección de cuatrocientos millones de euros a la economía local. Estas cifras son asombrosas.
Realmente me impresionó ver esta avalancha de profesionales de multitud de países que disfrutaba de la Fira como si de un parque temático se tratase. Los pasillos estaban abarrotados de personas de todas las nacionalidades, las demos de nuevos productos generaban un gran interés y la cobertura mediática a nivel mundial atrajo a más de tres mil periodistas. Además, participaron los principales fundadores de empresas del sector, todos ellos visionarios de un mundo móvil que será nuestro futuro no tan lejano. Las empresas lanzan sus primicias en este congreso buscando introducirlas en un mercado altamente competitivo con el mayor eco mediático posible. Una de las novedades era un casco de realidad virtual. Diseñado en un principio para los videojuegos, el fabricante está convencido de que también se usará para realizar compras, visitar otras partes del mundo o, incluso, encontrarse con amigos en mundos virtuales.
Podemos decir que ha sido el año de los relojes inteligentes porque muchas empresas se han volcado en su desarrollo. A simple vista, parecían relojes normales, algunos de más diseño que otros, pero aparte de dar la hora, se pueden ver las llamadas y enviar mensajes sin necesidad de usar un teléfono. También es posible realizar pagos cuando se acerque el reloj a unos dispositivos electrónicos. El reloj funcionará como una especie de monedero en la muñeca que permitirá pagar el transporte público…, además de otras funciones que actualmente ya realiza como el control del cuerpo, los latidos cardíacos, intensidad de esfuerzo o calorías quemadas al caminar. Nuevas funcionalidades de los relojes que tendrán que compartir con los teléfonos. Incluso se está gestando un concepto nuevo: wearable. Existen multitud de objetos tecnológicos que, como el reloj, se pueden vestir.
El coche conectado también es una realidad. Podemos gestionar desde la pantalla del coche las aplicaciones instaladas en nuestro teléfono, para usarlo como navegador, para escuchar música, atender a los mensajes y para hacer pagos on line con garantías desde un coche en movimiento.
No me gustaría olvidar los teléfonos novedosos, nuevas apps, reconocimiento de iris…, y cientos de creaciones que el mercado, es decir, nosotros, tendremos que aceptar, comprar y consumir. Para un homo economicus este congreso demuestra que el mercado del mundo móvil es totalmente global, sin importar la procedencia del producto siempre que sea competitivo y lo más importante, que existe un nuevo mundo móvil con un sinfín de posibilidades de negocio.