Aunque ustedes vean que en su calendario van pasando inexorablemente las hojas, el reloj político en Catalunya parece que se ha detenido a todos en el día después de las pasadas elecciones autonómicas. Porque si importante fue el 27S, el día en que fuimos convocados a las urnas, de la misma forma resulta trascendente la lectura que se hecho de aquellos resultados desde el día siguiente a las elecciones.
En Castelldefels la madre de todas las batallas electorales nos dejó un resultado con estas cifras. El voto inequívoco del NO a la independencia de Catalunya, representado por Ciutadans, PP y PSC, sumó 17.146 papeletas de apoyo; o lo que es lo mismo, un 53´78 % de la ciudadanía de Castelldefels que fue a votar el día 27 de septiembre. Los detractores de la vía unionista, y por tanto defensores a ultranza de la independencia de Catalunya, Junts Pel Sí y la CUP, sumaron 9.989 votos. El SÍ a la independencia de Catalunya a día de hoy representa al 31’33 % de los vecinos y vecinas de nuestra ciudad. Y a medio camino entre las dos opciones irreconciliables se quedó Catalunya Sí que es Pot, que cosechó 3.378 votos en Castelldefels. Eso representa un 10’6 % de los votantes locales.
En Castelldefels, los únicos partidos políticos que han crecido considerablemente, con respecto a los resultados de las autonómicas de 2012, son Ciutadans y la CUP. El resto, prácticamente repiten resultados, a excepción del Partido Popular, que se propuso despeñarse en Catalunya hace algunos años y ahí sigue, en su caída en picado hacia la irrelevancia política en el marco autonómico catalán. En nuestra ciudad el PP ha pasado de los 5.531 votos de 2012 a los 4.203 del 27S.
Si alguna enseñanza nos dejó el resultado electoral en Castelldefels, es que cuanto más radical ha sido el discurso del PP, peor le ha ido. Y que los partidos que defienden la ruptura como única vía de salida hasta conseguir la independencia, no consiguen sumar más votos de los que ya sumaban hace 3 años, en 2012. En medio hay una masa importante de votantes, ese porcentaje de entre el 10-11 % de la población, que apuestan por una salida dialogada y democràtica que desborde el actual atasco territorial en Catalunya y en España. Sólo con una participación directa de la ciudadanía, con una consulta pactada entre los gobiernos catalán y español; saldremos de esta. Y esa nueva forma de participación sólo tendrá cabida en el seno de una amplia y profunda reforma constitucional, de la que sea partícipe toda la ciudadanía.