Ahora cumple 25 años en Castelldefels, pero antiguamente la familia contaba con otro establecimiento, desaparecido por la construcción de la autopista a Sitges, hace 50 años.
Exactamente en Les Botigues, a la Masía Valbona, donde alquilaban habitaciones y también “garrofers” para que los visitantes descansaran bajo su sombra. Ahí en unos bancos y sillas de madera se disfrutaba del paisaje o de un paseo. Los tiempos cambian y allá por la década de los sesenta bajaron a pie de carretera…, entre merenderos y restaurantes nace el Restaurante Lloret, junto al Rosamar, Casablanca y Casa Mariano, una zona entrañable y punto de reunión de muchos, donde se comía por 20 duros, era el km 22 y corría el año 1965. Sin embargo, en 1990 llegó el progreso y con él la autopista Pau Casals. La topadora se llevó por delante muchos establecimientos, entre ellos el Hotel El Pino y también el Restaurante Lloret.
Pero como el Ave Fénix, el Restaurante Lloret renació el 3 de noviembre de 1990, de la mano de ROSER CONGOST ARIMÓN, una cocinera que se hizo a sí misma, hoy su hija Roser es la responsable de los fogones, pero con una particularidad muy especial, sus cocinera llevan trabajando en la casa 25 años, Tere, Pepi, Dolores y Antonia, seguramente que es el único restaurante en todo la ciudad que cuente con un excelente equipo en la cocina y tantos años juntas, son parte de la familia Lloret. Su hijo Josep es el administrador y su nieta Anna dirige la barra con un excelente equipo de camareros muy profesionales que dan prestigio al Bar-Restaurante LLORET.
El bisabuelo de la joven Anna que es la responsable la barra, el Sr. Salvador Congost, vivía en “Cal Vaquer” cerca de la Avda. Pineda y las vías del tren, su familia pasó a ser el productor más importante de leche de aquel tiempo, con un total de 25 vacas y proveedores de todo el pueblo.
Su abuela Roser recuerda el bar Sara, La Guardiana, Cal Guardia… Bailaba en su juventud en el bar del Centro…, eran otros tiempos. Luego se casó con el Sr. Miquel Lloret (ya fallecido) y se instalan en Les Botigues de Sitges.
Hoy es un restaurante tradicional de Castelldefels, con un excelente servicio y el mejor en calidad-precio, con una cocina casera de mercado y de temporada; es un lugar ideal para desayunar o degustar un menú al mediodía, con una gran terraza y salones con mucha comodidad. Es merecedor del Tenedor de Oro 2015 como mejor bar-restaurante, no solo por su tradición gastronómica, sino también por el trato amable en el servicio y una agraciada cocina para el paladar más exigente.