Las niñas están en camino, llegarán por el verano

El otro día acompañé a mi hija Emma al hospital de Sant Llorenç de Viladecans, el cual como casi todos sabemos, es el hospital de referencia de Castelldefels, Viladecans, Begues y Sant Climent (total, unas 200.000 personas). Comprobé con satisfacción como a pesar de la gestión de algunos políticos que mal gobiernan y que dicen que nos quieren tanto; a pesar de los recortes en algo tan esencial como es la sanidad, el hospital funciona razonablemente bien, en gran parte debido a la profesionalidad y amabilidad del personal. Observas como ellos suplen en muchas ocasiones la falta de medios que miserablemente nos niegan los que andan embarcados en proyectos ilusorios que saben no van a ir a ninguna parte, gastando recursos y tiempo, abandonando el día a día de lo que debe ser su obligación: dedicar todo su mandato en administrar bien nuestros gravosos impuestos en lo que realmente nos interesa a la mayoría.
Son los mismos que han creado en gran medida el problema por su incapacidad y mala gestión y no tiene empacho de proclamar que ellos mismos van a ser la solución a todos nuestros males cuando nos desconecten (por usar su misma terminología) de ese “país” que nadie defiende, que parece que nadie quiere y que parece que ser que se llama “España”. Y lo que más molesta, al menos a mí, es que me tomen por tonto, tal vez no sea muy inteligente, pero no admito lecciones de los que han demostrado por activa, por pasiva y por perifrástica que son unos sectarios incapaces.
Y esto no va con mis amigos del alma y convecinos, que sentimentalmente se sienten catalanes por encima de todo y con los que voy a estar a su lado en cualquier circunstancia y en cualquier tiempo. No sé si me explico con suficiente claridad.
A lo que íbamos: Emma, fue hacerse una ecografía rutinaria de su segundo embarazo. Está gestando una niña que llevará el nombre de Kala. Reconozco, como prueba de mi incultura, que nunca había oído ese nombre, el cual, ahora, me parece precioso.
Kala está en camino y llegará este verano y lo primero que hice cuando supe su nombre, fue acudir a ese Gran Hermano, tantas veces benefactor, que es Google.
Kala es un nombre de origen hindi (vuelta a Google). El hindi es uno de los veintidós idiomas oficiales de la República de India y significa “tiempo”, “virtud”, “gracia”. En los árabes significa “hermosa” y “fuerza”. “Hermosa”, significaba también en griego clásico. Como vemos, varios significados, pero todos positivos. Ojalá sea buen augurio para la niña.
Y cuando ya crees que pocas cosas pueden emocionarte en la vida, te invitan a entrar al momento de la ecografía y allí oyes latir su corazón acelerado, ves como se mueve nerviosa en el seno materno e, incluso, ves su carita un instante en intentas encontrar parecidos imposibles. Eso es algo difícil de explicar y yo, al menos, no tengo palabras.
También, allende los mares, mi hijo Javier nos informa que también esperan ¡otra niña!, que también ha emprendido su camino y también llegará este verano. De esta no sabemos aún su nombre. Pero seguro que tendrá reminiscencias orientales, ya que su madre, Miyuki, nació en Tokio y allí viven. Ya sé que estás noticias poco o nada os interesan y su ámbito es el familiar, pero si las comparto es porque siempre el anuncio de la llegada de nuevos seres es motivo de alegría y nos gustaría poder legar a los que vienen un mundo mejor del que hemos recibido. En eso seguro que estamos de acuerdo. Y un deseo: que ni ellas, vosotros o yo, tengamos que acudir un día a urgencias del hospital de Sant Llorenç. Por lo que me han contado, ahí sí que se palpa y se sufre el colapso por la falta de inversiones y poco puede hacer el abnegado personal que atiende para paliarlo.
Tal vez nos lo solucionen, algún día, otros gestores que no nos amen tanto, pero sean más eficientes y realistas.