Desde hace más de un año, Castelldefels se mueve a ritmo de Candela. La primera mujer alcaldesa de la historia democrática de la ciudad ha demostrado valores suficientes al mando del gobierno municipal como para que todos los vecinos y las vecinas puedan sentirse dignísimamente representados por ella. El orgullo de pertenecer a una ciudad como la nuestra, abierta al diálogo, tolerante con la divergencia, rica en valores, respetuosa con las diferencias y activa gracias al tejido social que la conforma, ha vuelto a estar presente en la acción diaria de un gobierno que construye un futuro mejor para Castelldefels, velando por el presente y recuperando valores de nuestra memoria histórica, tan maltratada por el anterior gobierno local de la ciudad.
Candela es una mujer joven, formada y trabajadora, activa y dialogante, que lidera un proyecto integrador y sólido, y que antepone los valores éticos a los intereses partidistas. Durante el tiempo que he tenido el privilegio de colaborar junto a ella, sirviendo a los intereses generales de la ciudadanía, he podido comprobar “in situ” cómo la sociedad civil, aun en medio de la tormenta política del momento, puede y debe seguir confiando en determinados representantes públicos. Candela es una de esas personas que trabaja por el bien común, sin límites horarios, sin escatimar esfuerzos, compartiendo el gobierno con la ciudadanía, manteniendo siempre abiertas las puertas de su despacho. Ella, en contra de la práctica habitual de los últimos años, no gobierna desde el postureo fotográfico. Su mejor perfil no es el de las redes sociales, como sí sucede con otros políticos locales, que viven en una permanente campaña política para su beneficio personal. Candela nunca ha dejado de estar en la calle, porque ella viene de allí. Es hija de Castelldefels, de sus barrios, de sus gentes, de sus tradiciones y de su tejido asociativo.
Por todos estos motivos, algunos podemos decir con orgullo que gracias a la confianza que ella depositó en algunas personas, entre las que me incluyo; los vecinos de la ciudad, que ni somos ni pretendemos ser políticos profesionales, hemos podido participar en el arranque de este viaje histórico, construyendo otro modelo de ciudad posible, desde los valores de la izquierda, con honestidad y sinceridad, creyendo que el mejor proyecto posible es el que puede abarcar un mayor número de sensibilidades diferentes y complementarias. Candela, en definitiva, representa todo ese proceso de cambio, que en el último año ha conllevado la recuperación de unos valores perdidos en Castelldefels. Con ella, el sillón presidencial de la Alcaldía de Castelldefels vuelve a estar ocupado por una digna representante del talante y la personalidad que siempre han identificado a nuestra ciudad.