Miedo

“Cataluña gana turistas y roza el 100% de ocupación”, lee el periodista de una conocida emisora de radio, y añade “con el mal regusto que deja saber que aquí nos beneficiamos de lo que otros pierden por culpa del miedo”. Y acto seguido pincha las declaraciones de Joan Gaspart, presidente del consorcio Turisme de Barcelona, que confirma los datos: por desgracia la amenaza terrorista en países como Egipto, Turquía e incluso Francia, hace que la gente se sienta más segura aquí. Puedo dar fe de la bajada de turistas en Egipto. He pasado doce días de mis vacaciones en el país de los faraones y ha sido muy triste ver tantos comercios cerrados, hoteles clausurados y barcos fluviales amarrados y fuera de funcionamiento. Según datos de la Federación Egipcia de Cámaras de Turismo en 2010, visitaron Egipto casi 15 millones de turistas; entre enero y abril de 2016 poco más de un millón y medio. La bajada es tan drástica que el gobierno egipcio lanzó una campaña publicitaria directa a los posibles turistas en los primeros meses de este año en Madrid y Barcelona, a través de su Oficina de Turismo.
Lejos quedan las hileras de autobuses de cincuenta y cuatro pasajeros que bajaban ante las pirámides o los templos de hace diez años. Este mes de julio las excursiones las realizábamos en microbuses o furgonetas, en algunas hemos tenido un guía solo para tres personas y al llegar al Templo de Dendera éramos los únicos turistas en toda la instalación. El barco en el que surcábamos el Nilo, tenía capacidad para ciento cincuenta pasajeros y viajábamos cuarenta, pero la semana anterior nos comentó el responsable que sólo eran ocho en toda la embarcación.
Como viajera, tengo que reconocer que ha sido impresionante poder visitar todos los monumentos y los museos sin apenas gente, pero en algunos momentos, a los catorce españoles y argentinos que formábamos el grupo de habla hispana, nos invadía un cierto malestar y desasosiego al comprobar los templos vacíos y que éramos casi los únicos turistas que paseaban por las calles céntricas de las ciudades más turísticas de la ribera del Nilo.
El miedo es lo que tiene, cuando desalmados terroristas lo inoculan con actos salvajes y sin sentido, las repercusiones afectan de manera directa e indirecta a muchas personas y en países como Egipto, debilitando la mayor fuente de ingresos de su economía y lastrando las oportunidades de empleo para sus habitantes.