Felipe Sérvulo, columnista habitual de LA VOZ, ha publicado su 8º poemario. Para esta ocasión, después de sus obras anteriores “Ahora que amaneces” y “El último vagón” (ambos en Playa de Ákaba), donde Barcelona y el Baix Llobregat eran tan evidentes, ha optado por volver la vista a su tierra de origen, tal vez obligado por acontecimientos personales que esperamos que nos explique durante esta entrevista.
Como hemos desvelado anteriormente, este poemario, ¿es una vuelta a tus orígenes?
No, en absoluto, la poesía va y, sobre todo, viene cuando ella quiere, pero siempre es la misma. Un poemario jamás puede ser un libro de relatos, aunque en él haya muchas historias.
Ocurre que mis dos poemarios anteriores prácticamente fueron un homenaje al lugar donde vivo. Para ello me sumergí en su geografía y fui dialogando con una mujer ideal, por supuesto, si es ideal, no existe, ya que si algo nos hace diferentes y excepcionales a los humanos es nuestra imperfección, tan atractiva a menudo.
Y, sí, en este poemario me sitúo en un espacio donde vuelvo a mis recuerdos de niñez, en el pueblo donde había pasado muchos veranos de niño. En este lugar vivía parte de mi familia y está situado en plena Campiña de Jaén, se llama Escañuela y en él van apareciendo lugares y personas que han conformado mis vivencias, tan gratas, ahora que vas alcanzado la madurez, pero que tal vez, en su momento, no fueran tan maravillosas como los percibes desde tan larga distancia. Entiendo la frase de Reiner María Rilke que dice que “La verdadera patria del hombre es la infancia”, esa frase yo la asumo plenamente, máxime en el momento actual de confusión ideológica y territorial.
¿Qué tanto por ciento hay de ti en este nuevo libro?
Pues el 100%, ya que si tu poesía “no eres tú”, surge lo que a menudo inunda los anaqueles de las librerías: poesía vacía, sin sentimiento y que te deja indiferente después de leerla, eso al margen de que esté perfectamente estructurada. Pero, para mí, la poesía es emoción y un poemario te tiene que conmover, hay que leerlo en pequeñas dosis, volver a él de vez en cuando y se percibe el prodigio de que nunca lo terminas. Cuando llegas a su última página, lo dejas un tiempo, vuelves a él y ya es otro.
Por el prólogo, sabemos que es un homenaje a tu madre fallecida no hace mucho.
Homenaje rotundamente no, lo que sí son recuerdos con ella, una especie de catarsis, que hay que hacer cuando alguien querido muere. Yo comencé un nuevo poemario y me sumergí en mis recuerdos de niñez en el pueblo que indico anteriormente, cuando llevaba escritos unos cuantos poemas, se produjo su óbito y la vida de ella no se entiende sin ese territorio, al que le tenía un gran amor, pero como ocurre en todos los amores arrebatados, tenía sus contradicciones. Al aparecer ella, el libro toma otro rumbo. Pues como bien dice mi compañera Anna Rossell en el prólogo: “El vacío que produce la inminencia de la pérdida reivindica otra presencia que lo colme. Es tránsito para quien se fue y para quien se queda”.
¿Por qué el título “SIT TIBI TERRA LEVIS” está en latín?
“Que la tierra te sea leve”, podíamos traducirla, frase que algunas personas dicen al dar el pésame a los familiares, siempre me ha parecido una forma preciosa de despedir al que marcha. Su origen nace en el mundo romano antes de la llegada de Cristo y se usaba como epitafio en las lápidas. Evoca, de forma poética, el dolor que les produce a los que se quedan pensar que la tierra le va a hacer daño al difunto al enterrarlo. Fíjate que la frase va dirigida a quien se marcha, no a los familiares, como ahora solemos hacer en los entierros. Y al dirigirte al difunto, lleva un deseo de transcendencia, de eternidad al fin y al cabo. Al ponerlo yo en latín, he querido volver a los orígenes de la frase, porque mi vena de historiador aflora de vez en cuando.
Supongo que ya habéis comenzado a presentarlo, pero ¿cuándo lo harás en nuestra ciudad y dónde podemos encontrarlo?
De acuerdo con la editorial (El Bardo), ya tenemos previstas algunas presentaciones, pero para contestar a tu pregunta, en Castelldefels lo haremos el 18 de abril a las 19 h en la Biblioteca RFJ. Y se puede encontrar en la Librería Canillo, de la Avda. Constitució.
Antes, iré a mi otra tierra: Jaén, Andújar, Escañuela. En mayo, Barcelona, Madrid, Córdoba y Málaga.
Y en ese día tan especial que es Sant Jordi, estaré en la Rambla Catalunya y en la plaza del Ayuntamiento de Castelldefels firmando libros y viendo a mis amigos. La fiesta por antonomasia de Cataluña.
Para finalizar, ¿qué proyectos tienes?
En el ámbito editorial, Playa de Ákaba me ha ofrecido hacer una antología de los obras publicados con ellos, más un poemario inédito titulado “Turno de noche”, en una nueva colección a finales de este año. Este poemario, como cualquier poemario auténtico, está basado en hechos reales, memoria de mis años de trabajo nocturno en Barcelona.
He querido darle la palabra a personas que, en otro tiempo, me enriquecieron y que ya forman parte de mí como aquellos matrimonios antiguos que duraban toda la vida –hasta que la muerte nos separe –. A esas personas se lo dedico.