Como ya comenté el mes pasado he leído la biografía de Miguel Hernández de Eutimio Martín y ahora estoy leyendo una de Antonio Machado de Ian Gibson titulada Ligero de equipaje.
Si Hernández murió de hambre y enfermedad en las prisiones franquistas en 1942, Machado murió en Colliure en 1939 camino del exilio hacia Francia y Lorca fusilado en el barranco de Víznar en 1938 un mes después del inicio de la Guerra Civil.
Esto me hizo pensar en la suerte que habían corrido los poetas españoles a raíz de la contienda, en especial los pertenecientes a la Generación del 27, ya que tuvieron que tomar partido por uno de los dos bandos o intentar pasar desapercibidos si no se habían significado mucho políticamente. A continuación una relación que no pretende ser exhaustiva.
De los poetas del 27 que se exiliaron y murieron en él tenemos a Pedro Salinas (1891-1951) fallecido en EE.UU. Luis Cernuda (1902-1963), Manuel Altolaguirre (1905-1959), Emilio Prados (1899-1962) y Juan José Domenchina (1898-1959) se exiliaron en México y fallecieron allí, excepto Altolaguirre que lo hizo en un accidente de tráfico en Burgos cuando iba al Festival de Cine de Donostia. León Felipe (1884-1968) también, pero no es del grupo.
Otros debido a su longevidad pasaron por el exilio y volvieron a España tras la llegada de la democracia. Es el caso de Jorge Guillén (1893-1984) que vivió en EE.UU y Puerto Rico; Rafael Alberti (1902-1999) y su esposa María Teresa León (1903-1988) que residieron en Argentina y Chile. Concha Méndez (1898-1986) lo hizo en México al igual que Ernestina de Champourcín (1905-1999), esposa del citado Domenchina.
De los que se quedaron unos fueron más adeptos a la situación política y otros menos. Vicente Aleixandre (1898-1984), Premio Nobel en 1977, sufrió el exilio interior en su casa de Madrid llamada Velintonia desde donde ejerció el magisterio a los poetas más jóvenes. Los que mejor se adaptaron fueron Dámaso Alonso (1898-1990), que llegó a director de la RAE, y Gerardo Diego (1896-1987) que dedicó poemas a los voluntarios de la División Azul.
Juan Ramón Jiménez (1881-1958) no está encuadrado en el 27 y recibió el Premio Nobel en 1956, se exilió en EE.UU. y Puerto Rico y falleció allí. Manuel Machado (1874-1947) se adaptó bien y pudo permanecer en España y no tuvo que exiliarse como su hermano.
José María Pemán (1897-1981) fue una especie de poeta oficial del Régimen a pesar de su fuerte ideología monárquica y perteneció al Consejo Privado del Conde de Barcelona Juan de Borbón. Carles Riba (1893-1959) acompañó a Machado en el exilio y pudo volver a España en 1949. Aunque hay más, acabaré con el singular Dionisio Ridruejo (1912-1975) de la Generación del 36, que evolucionó desde posiciones falangistas que defendían el estado totalitario a enfrentarse con Franco desde posturas democráticas.