De profesión: pasión por enseñar

Quién no ha soñado alguna vez con dedicarse a un deporte que le guste, convertirlo en su profesión y sobre todo, poder vivir de ello. Esa es la vida de Eusebio Agustín López, más conocido entre nosotros como Agustín, “el profe de Taekwondo de toda la vida”. No en vano lleva de profesor de taekwondistas desde 1982 y, además, siempre en Castelldefels. Se dice rápido, treinta y cuatro años. Empezó en este deporte de la mano de Kim Young Sik, un profesor coreano que dio clases en Castelldefels durante años. En coreano es su Sabon Nim, es decir su maestro. Y como manda la tradición de este deporte, siempre te debes a tu maestro y has de honrarlo en todos tus actos. En este sentido, hace un mes ha conseguido realizar su sueño: tener su propio Dojang, es decir su propio espacio de práctica, su gimnasio y, evidentemente, como no podría ser de otra forma, le ha puesto el nombre de su Sabon Nim. Tener tu propio espacio es la máxima aspiración en Corea.
Para vivir de un deporte el camino más común suele ser un deportista que compite, gana y cuando termina su carrera de competición, se ha hecho un prestigio y entonces empieza a entrenar a otros. Sin embargo, Agustín eligió hacerlo de manera totalmente diferente. Aun siendo cinturón negro quinto dan, su verdadera aspiración nunca fue ganar campeonatos, aunque los tiene, ni ser un deportista de élite. Al contrario, siempre quiso dedicarse a la enseñanza del deporte de base. Por sus manos han pasado miles de alumnos en estas tres décadas, incluso algunos han llegado a ser olímpicos. Está muy orgulloso de todos aquellos que han superado al maestro.
Su gran pasión es la enseñanza. Siempre ha perseguido potenciar lo mejor de cada niño porque todos tienen habilidades diferentes que han de saber aprovechar. Les enseña a observar, reaccionar, analizar, establecer rutinas, esperar el momento, autocontrol, guardar distancias así como automatizar los movimientos. Tiene un gran paralelismo con la vida misma.
Desde un punto de vista de homo economicus, podríamos decir que es un emprendedor tardío porque montó su propia empresa pasados los cincuenta años. Ha pasado de ser un empleado a ser un pequeño empresario. Es indiscutible que nunca es tarde para empezar. Eso sí, la ha construido sobre una realidad que conoce perfectamente y esta especialización es uno de los pilares del éxito de todo emprendedor que, sin duda, le ayudará a mantener su proyecto empresarial.
Muchas gracias Agustín, por tu constancia, saber mantenerte en un segundo plano y la plena dedicación a la enseñanza de este deporte.