En las últimas semanas se ha hecho pública una millonaria donación del multimillonario dueño de Inditex, Amancio Ortega, que beneficiará al sistema sanitario público de todas las comunidades autónomas. El dueño de Zara, entre otras marcas reconocidas de ropa, ha donado 320 millones de euros a través de su Fundación para la compra de maquinaria para el tratamiento de diferentes tipos de cáncer. Uno de los centros sanitarios que podría beneficiarse de esta donación es el CAP El Castell de Castelldefels, que renovaría así el mamógrafo que había dejado de ser funcional en los últimos meses.
Evidentemente, nadie en su sano juicio podría poner pegas a este gesto de generosidad. Todo lo que suponga una inyección económica para fortalecer el sistema público de sanidad, bienvenido sea. Ahora bien, tal y como han apuntado algunas asociaciones de defensa de la sanidad pública, lo que se pone en duda es que este sea el mejor sistema para recuperar un sistema sanitario tan maltrecho por los recortes de los sucesivos gobiernos conservadores, tanto en España como en Catalunya. En el caso de Amancio Ortega, su Fundación ha realizado esta donación, destinada exclusivamente al tratamiento del cáncer y no a otro fin. Es decir, la Fundación ha decidido a qué sector de la sanidad destinaba su dinero. En cambio, hace tan solo unos días, eran los propios trabajadores sanitarios catalanes los que ponían el acento en la necesidad de fortalecer los medios materiales y humanos en el nivel asistencial primario, en los ambulatorios.
Si estuviéramos en un país con un estado de bienestar rescatado y consolidado, tras años de recortes y de falta de inversión, sería la Administración quien debería decidir cuánto dinero se destina a mejorar este servicio público básico. Sería la Administración quien debería decidir en qué sectores se invierte, con criterios de prioridad, establecidos en comunión con los profesionales. Y sería la Administración quien debería garantizar que las inversiones tuvieran un carácter estructural, en función de las necesidades de cada comunidad, con un calendario definido a medio y largo plazos. Donaciones privadas y particulares, sí; pero no caigamos en la trampa, la sanidad pública se defiende y se fortalece desde lo público, no desde la cuenta bancaria de un multimillonario.