El pasado 8 de marzo se vivió en España la primera huelga general de mujeres de la historia. El éxito de la movilización fue rotundo. La protesta fue masiva en todas las grandes ciudades del país y hasta los políticos más reaccionarios y refractarios a la causa feminista “aprendieron” a lucir el lazo violeta en la solapa de sus trajes. Nadie puede negar la evidencia de ese triunfo social en un día histórico. En los últimos años la voz de las mujeres se ha abierto paso en todo el mundo, demandando que sus derechos sean respetados, igual que sucede con el otro 50% de la población. Queda mucho camino por recorrer y las mujeres se han hartado de acarrear con la losa de la brecha salarial, de los abusadores, de los machirulos, de los machismos cotidianos –los micro y los macro-, y de la sangrante violencia de género, con la que los hombres han matado a 924 mujeres en los últimos quince años en España.
Esa voz de millones de mujeres en todo el mundo debe ser escuchada por nosotros, por los hombres, que tenemos la obligación de cambiar para hacer de este mundo un lugar más justo, en el que la otra mitad de la sociedad no sienta el ahogo diario. El mensaje para esos hombres que creen que vale la pena seguir instalados en su “cueva” de confort, es que del machismo se sale. He crecido en un mundo machista, mis mayores nos “enseñaron” a tener conductas machistas, como todos los hombres de todas las generaciones, y lo cierto es que de ahí se sale. Se sale, tomando conciencia de la injusticia de la desigualdad. Se sale, siendo empático y sensible a la diversidad. Se sale, formándose, avanzando, evolucionando, enriqueciéndose intelectualmente, despojándose de esos harapos ancestrales con los que uno puede llegar a sentirse cómodo, porque ejerciendo desde el monopolio del poder, lo normal es sentirse cómodo eternamente.
Del machismo se sale. Sólo es cuestión de ponerse. Vamos. No cuesta tanto. Por si os falta algún motivo más, creo que incluso la evolución de la especie está en juego. Si permanecemos en la era del dominio machirulo, seguiremos retrocediendo en ese viaje a ninguna parte, que nos llevará de vuelta a la caverna. Hay otra alternativa. La de sumarse y participar en la revuelta femenina y feminista. Yo me sumo, porque creo que si triunfa, el mundo será un lugar más vivible que el actual.