Cine en femenino

Escribo estas líneas en plena resaca de las enormes y magníficas movilizaciones del 8M, esperando que no pase como con la Navidad y esto sea un espíritu que no se apague, ni flaquee, ni pierda la perspectiva de un mundo más igualitario, democrático y razonable.
A nadie se le escapa que una parte de esta movida se ha iniciado en el mundo cinematográfico y que ha sido la industria de Hollywood, su campaña del “#metoo” y el caso Weinstein el principal detonante de esta revolución. Desde estas modestas líneas, firmadas en masculino, un aplauso para todas.
Pero me gustaría aquí hacer una pequeña variación en el enfoque y poner un poco de optimismo en el tema: ese que dice que las cosas están cambiando, que lo estamos haciendo mejor y que empezamos a coger carrerilla para salvar algunos obstáculos.
Y es que hace poco fui a ver “The party” y salí con la agradable sensación de haber visto un producto que deja bien claro el poder que las mujeres pueden tener y que, incuestionablemente, el futuro es mujer. Se trata de una película dirigida por Sally Potter en la que sus personajes más potentes son mujeres, y donde los hombres, sin quedar excluidos ni ninguneados, parecen dar un paso atrás y perder gran parte del protagonismo. Tenemos en el film una futura primera ministra que ha logrado romper con su personal techo de cristal; una mujer madura, ácida, sarcástica e implacable; una pareja de lesbianas ante el reto de ser madres; y una figura de mujer que parece responder a todos los estereotipos de la mujer moderna, atractiva, triunfadora y encantadora, a la que nunca vemos pero que siempre está presente. Y están los hombres, claro, y todos con un algún que otro defecto que les hace bajar peldaños en las escaleras de la autoestima, del éxito y del fracaso o de las valoraciones de las otras.
Uno ve “The party” y no se plantea si es una película de hombre o de mujer, entre otras cosas porque es una visión muy crítica y divertida de nuestra sociedad y de nuestra democracia, una mirada amplia y madura que no tiene sexo. Pero al final de su visionado, uno se da cuenta de que las figuras de las mujeres dominan el panorama, tienen mayor peso en la narración y son, al fin y al cabo, las que deciden, marcan, actúan y determinan.
En la misma línea de planteamiento femenino me parece que puede verse la película de Greta Gerwig “Lady Bird”, un film sobre la adolescencia que ya hemos visto otras veces pero que aquí tiene un tono y un tratamiento diferente, exquisito diría yo y muy, muy realista. Este retrato de una adolescente en plena búsqueda de su espacio nos ofrece unas figuras femeninas complejas, con todos sus pliegues y sus contradicciones: empezando por la madre, en eterno conflicto con su hija, y acabando con la amiga, prototipo de la joven excluida de todos los cánones de belleza y aceptación del grupo normalizado. Una película que también reivindica, sin gritarlo, el papel de la mujer en una sociedad de hombres adormecidos y/o deprimidos. Por último, me gustaría añadir a esta reflexión otra película, aunque dirigida por un hombre, también significativa en este cambio de visión que el cine parece está llevando a cabo hacia la figura de la mujer. Se trata de “The Florida Project” de Sean Baker. También aquí el peso reside en las mujeres (con perdón del personaje de Willem Dafoe, extraordinario) y son ellas las que sostienen, como pueden en esta ocasión, este trocito de sociedad abandonada y sin futuro en el que les ha tocado vivir. La niña protagonista, su desastrosa madre, la abuela de su amiga que se ha tenido que hacer cargo de ella, la regente del motel colindante, incluso la policía tiene mayor presencia femenina… Y es este cine “de mujeres” el que me parece más valiente, actual, interesante y de futuro. Y una importante aportación al feminismo.