El “affaire Cifuentes” y todas las noticias referentes no solo al escándalo, sino también a las reflexiones vertidas en diferentes medios sobre la necesidad actual de estudios postgrado, me ha hecho rememorar tiempos pasados.
Confieso que cursé un máster hace ya veintidós años en la Universidad de Valencia cuando todavía era algo poco habitual. No se había implantado el Plan Bolonia y la mayoría de estudiantes recién salidos de la universidad parecíamos tener suficiente con nuestras titulaciones de licenciatura o diplomatura para inserirnos en el mercado laboral. Me animé a matricularme para especializarme en una disciplina que aquí en España no tiene titulación universitaria: la sexología. De hecho, formé parte de la primera promoción de ese máster universitario. Y, sí, lo hice para formarme más, pero también para poder acreditar dicha formación con un título oficial. Todavía tengo en papel la tesina –le llamábamos así al trabajo final- y lo he ido pasando de un ordenador a otro para conservarlo en digital, pero en una mudanza perdí la cajita con las diapositivas que utilicé en la presentación…, quizás aparezcan algún día de estos, aunque creo que no me queda ya nada por desembalar. En fin, que me cuesta creer que alguien que ha realizado unos estudios hace mucho menos tiempo, en concreto hace seis años, no recuerde casi nada del mismo, no tenga en papel o digital algunos de los trabajos que presentó, ni tenga documentos que lo acreditan.
Pero mi asombro es más grande todavía ante otro hecho de estas pasadas semanas, aunque resulte menos llamativo: el desconocimiento no solo del presidente del gobierno sino también de muchos senadores, sobre la situación de las Kellys –apócope de “las que limpian”-. Gracias al discurso de la senadora por Gran Canaria, María José Santana -hija de gobernanta de pisos, sobrina de camareras de piso y prima de camareras de piso-, Mariano Rajoy comentó sentirse impactado y accedió a reunirse con las representantes de este colectivo en La Moncloa. Espero que esta visibilización mediática y política no quede en saco roto y puedan conseguir, como mínimo, sus tres principales reivindicaciones: jubilación anticipada, que se establezcan coeficientes reductores para tener pensiones decentes y el reconocimiento de trabajo penoso; reconocimiento de enfermedades profesionales directamente relacionadas con el aparato motor y músculo esquelético; y la NO a la externalización con la modificación del art . 42 del Estatuto de los Trabajadores para garantizar la igualdad e impedir la cesión ilegal de trabajadoras .
Para más información : https://laskellys.wordpress.com/manifiesto/