La hiperventilación

La RAE define la hiperventilación como el aumento de la frecuencia y la intensidad respiratorias que produce un exceso de oxígeno en la sangre. Es una respiración rápida o profunda, y que, de tanto insistir, nos puede dejar con una sensación de falta de aliento. La hiperventilación puede ser una emergencia médica y a veces tiene un origen emocional. Tal y como va el procés, y el antiprocés, y por las trazas futuras que sigue presentando el contencioso político y legal entre los gobiernos catalán y español, no habría que descartar que la hiperventilación pase a formar parte de nuestro hecho diferencial aquí y allá, en Catalunya y en el resto de España.
Desde hace algunos años hemos podido detectar en nuestro entorno la presencia de algún amigo, compañero o familiar hiperventilado. Empezaron siendo una minoría, allá por la última década. Siempre lo fueron. Ahora ya no. Y en el futuro los hiperventilados serán una mayoría social. Son seres políticamente emocionales, que creen estar protagonizando un proceso histórico a cada paso que dan los suyos, los congéneres de su tribu política. Sea un paso mayor o menor, vaya en una dirección o en la opuesta, jugada maestra tras jugada maestra, los movimientos procesista y su alter ego, el antiprocesismo, van alimentando la hiperventilación de la sociedad a una velocidad de vértigo.
Cuando las emociones tienen un peso fundamental en el proceso de toma de decisiones, las cosas no suelen acabar bien; especialmente en el terreno político. La historia nos arroja innumerables ejemplos. Las emociones hay que encauzarlas, deben tener su espacio y lo público no suele casar bien con los torrentes impulsivos que pueden sacar lo mejor, es cierto, pero también lo peor de nosotros. No parece que los tiempos de la hiperventilación política en Catalunya y en España vayan a ir a la baja, tras la investidura del nuevo President de la Generalitat de Catalunya, Quim Torra. Los hiperventilados son mayoría y ya incluso gobiernan.
¿Qué puede salir mal?