En el país de la hipérbole

Como si viviéramos de forma perpetua en un plató de “Sálvame”, la actualidad política catalana parece que no pueda sobrevivir si no se alimenta permanentemente de hipérboles. Según el diccionario de la RAE, por hipérbole se entiende “el aumento o la disminución excesiva de aquello de que se habla”. También es la “exageración de una circunstancia, relato o noticia”. Y es ciertamente esta segunda acepción la más habitual, la más empleada cuando hablamos de hipérboles.
En Catalunya, unos y otros, independentistas y antindependentistas han encontrado su lugar en el mundo tirando de exageraciones. El movimiento de hiperventilación empezó hace algunos años pero en el último año la tendencia se ha acentuado. Sin hipérbole parece que no pueda haber procés ni contraprocés. La cosa va de exaltaciones populares en la calle, donde tiene que haber mucho apasionamiento, poca lógica y racionalidad, y una notable carga de sentimiento desatado; que eso agita a la masa atrincherada y de ahí a entrar en éxtasis hay un paso muy pequeño. El movimiento independentista catalán y el otro movimiento, el ciudadanita, son los principales arietes de este fenómeno de excitación callejera. Los dos bandos han representado ahí, en el espacio público, su enfrentamiento este pasado verano, a golpe de lazos y contralazos amarillos.
Que si quito tus lazos porque ensucian la calle. Que si tú no puedes quitarlos porque eso es fascismo. Para fascismo el tuyo, que ocupas el espacio público y las instituciones, marginando a la mitad del país. Para marginación y sometimiento, lo de nuestros líderes en la cárcel y el exilio… Y así, hasta el hartazgo y el agotamiento. El cansancio es nuestro, no de ellos. Nos agotamos los espectadores, pero no los protagonistas del sainete. A mitad de camino entre la comedia y el drama, ellos no muestran signos de cansancio. Al contrario: se les ve más frescos que nunca porque, a pesar de estar permanentemente en la charca, en el lodazal, no flaquean. ¿Será porque no tienen rival en sus respectivos campos ideológicos? Nadie como ellos, cada uno en su bando, muestra tanto fervor y entrega en la defensa de sus intereses. Esta puede ser la clave porque me temo que la batalla que libran, y la única que les motiva de verdad, es la defensa de sus intereses personales. No caigan en la trampa. No se crean a aquellos que dicen estar poniendo o quitando lazos, y discutiendo por ello, por el bien del interés general.
Lamentablemente, me temo que seguimos y seguiremos en el bucle por mucho tiempo. El hámster ha crecido y ha criado. Se multiplican y se alimentan desde comederos distintos pero tienen despensa para rato. Se nutren de una dieta rica en hipérboles. Y en Catalunya vamos sobradísimos.