LA SALUD MENTAL ES COSA DE JÓVENES

“El dolor mental
es menos dramático
que el dolor físico,
pero es más común y
también más difícil de soportar”.

C. S. Lewis

 

La Organización Mundial de la Salud (OMS) decidió dedicar este año el Día Mundial de la Salud Mental a concienciar a la población general en la importancia de velar por la salud mental de la juventud. Los datos ofrecidos por el Barómetro Juvenil de Vida y Salud de la Fundación contra la Drogadicción (FAD) son determinantes: 2 millones de jóvenes de 15 a 29 años (30%) han sufrido síntomas de trastorno mental en el último año. Además, los problemas de salud mental se desarrollan temprano en las personas, ya que el 50% de los problemas de salud mental en adultos comienzan antes de los 15 años, y el 75% antes de los 18. Y una dato ciertamente preocupante: el suicidio es la segunda causa de muerte entre los jóvenes.
La adolescencia y la primera parte de la juventud son etapas ilusionantes y apasionantes, pero también generadoras de conflictos y estrés por las decisiones a tomar y los cambios a experimentar. La mayoría de los chicos y chicas resuelven bastante bien todos los retos que la vida actual les pone por delante, porque consiguen encontrar estrategias resilientes, es decir, van aprendido desde pequeños a asumir con flexibilidad situaciones límite y sobreponerse a ellas. Pero, en cambio, un grupo de estos jóvenes, que cada vez parece más numeroso, se siente incapaz y puede acabar desarrollando una enfermedad mental.
Existen determinados factores de riesgo que pueden predisponer a padecer un trastorno mental como haber sido víctima durante la niñez y la adolescencia de maltrato físico o psicológico, abusos sexuales y bullying…, también hay de-sencadenantes psicosociales como la emigración o las emergencias humanitarias, y otros físicos como el abuso temprano de determinadas drogas (alcohol, cannabis, cocaína…). Desde organismos como la OMS, se destaca la prevención para que padres, madres y profesorado contribuyan a crear aptitudes que ayuden a niñas, niños y adolescentes a hacer frente a los desafíos cotidianos y excepcionales, pero también que diferentes profesionales relacionados con la medicina, la psicología, la enfermería, el trabajo social… puedan detectar precozmente y tratar de manera temprana cualquiera de las formas que los trastornos relacionados con la salud mental puedan adquirir (depresión, ansiedad, fobia, psicosis…).
Y, para finalizar, un aspecto que nos implica a todos y todas: evitar la estigmatización y la discriminación de las personas diagnosticadas con un trastorno mental. Muchas de ellas silencian su malestar e incluso evitan recurrir a los centros de salud mental por miedo a ser señalados o marginados. Damián Alcolea, actor que padece un Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) desde su adolescencia, resume bien en dos palabras su demanda, tanto a quienes tienen algún tipo de trastorno como a quien lo mira o lo escucha: “aceptación y fraternidad”.