ESTA ES OTRA HISTORIA
Por Silvia García
A todos aquellos que me conocen bien les sorprenderá que haga un post acerca del tomate. Y es que sé que puede parecer extraño pero no me gusta nada de nada. El tomate es un fruto u hortaliza que tiene su origen en América del Sur. Los primeros se cree que comenzaron a cultivarse en las tierras altas de Perú. Eran frutos de pequeño tamaño que crecían de manera silvestre y tenían un color más amarillo que rojizo. Más tarde se extendió y popularizó también en América Central, especialmente un poco más al norte, en México. Fue aquí, a través de la cultura azteca, donde los europeos lo conocieron. De hecho, la palabra tomate proviene de la azteca xitomatl, que significaba algo parecido a “fruto gordo con ombligo”. El propio emperador azteca, Moctezuma, tenía plantados tomates en el jardín de su palacio a modo decorativo y esto llamó la atención al conquistador español Hernán Cortés. Como no podía ser de otro modo, en su viaje de vuelta del Nuevo Mundo trajo a Europa el tomate como novedad.
Esto fue en el siglo XVI y, aunque se comenzó su cultivo, bien es cierto que se hacía con fines decorativos. Los primeros fueron cultivados en España e Italia y debían de ser de un color amarillo, ya que en Italia se les llamaba pomo d’oro (actual pomodoro), es decir manzana dorada, por su color.
Su consumo no era algo habitual. Y es que hay que decir que hasta bien entrado el siglo XIX el tomate fue visto con recelo en el Viejo Continente. El motivo era que se consideraba venenoso. Resulta que mucha de la aristocracia y los nobles que habían probado dicha hortaliza proveniente del Nuevo Mundo habían fallecido tras su ingesta. Pues bien, el preciado y novedoso tomate se les servía en sus lujosos platos de estaño, platos que contenían un alto porcentaje de plomo, el ácido del tomate en contacto con el plomo hacía que éste se liberara y efectivamente se intoxicaban y morían. Es verdad que ya el propio origen de la planta tomatera nunca dio demasiada confianza, y es que proviene de la misma familia que la planta del tabaco o la heroína. Incluso hoy día se piensa que sus hojas sí podrían ser tóxicas, no así el propio tomate. Esta tendencia fue cambiando poco a poco y se dice que fue en 1880 gracias a la invención de la pizza en Nápoles cuando el tomate se popularizó. Y hasta hoy, que por mucho que me pese a mí el tomate es un elemento básico de la dieta mediterránea y aparece en multitud de platos de países de todos los continentes.