PERFECTAMENTE IMPERFECTO Natalia Managuerra, entrenamiento y capacidad

Natalia, personalmente y desde La Voz, queremos un trocito de tu charla el jueves 13 de junio en la Biblioteca de Castelldefels. Un día fantástico, el inicio de un reto, el principio de una aventura única y mágica, un viaje acaba de empezar una forma” Perfectamente Imperfecta ” de romper barreras.

Natalia, vives la infancia, la adolescencia y decides que tu objetivo en la vida es lograr un gran sueño: dedicar tu futuro a trabajar en algo que te permita ayudar a las personas y así sentirte realizada. ¿Te acuerdas del momento y las razones que te impulsaron?
Sí, lo recuerdo perfectamente. Fue en el año 2016 cuando vi de manera clara que “me quería dedicar a ayudar a las personas”. Fue en un colegio donde estudian personas “perfectamente imperfectas” que tienen algún tipo de dificultad similar a la mía o diferente, pero motriz y creo que descubrí mi vocación.

La razón que me impulsó fue un fuerte sentimiento de gratitud, quería de algún modo devolver todo aquello que a mí se me ha dado a lo largo de mi vida, quería que otras personas pudieran ver de la misma forma que mi familia y yo lo vimos, que ellos también son capaces, que todos tenemos capacidades únicas.

Natalia, en tu interesante conferencia hablas de temas que en su conjunto afectan a la sociedad, y destaco la expresión “perfectamente imperfecto”. ¿Qué mensaje nos quieres trasladar?
El titular “perfectamente imperfecto“ me pareció ideal para transmitir mi idea de que la perfección no existe, creo que el secreto de la vida es disfrutar al máximo de cada instante y no ser perfecto, se trata de buscar aquello que nos dé la oportunidad de mostrar la mejor versión de nosotros mismos y, con esto, no quiero decir que “nos implique ser perfectos“ sino que tenemos que buscar algo que nos permita exprimir al máximo nuestras capacidades.

Empiezas a estudiar artes gráficas pero cambias y acabas estudiado “Técnico en atención a personas en situación de dependencia”.Cuéntanos.

En el Instituto Bonanova de Barcelona logré un título que me permite trabajar en el campo de la Teleassitencia y me dio la oportunidad de conocer otras realidades vitales desconocidas para mí, porque cada vez que activas una llamada y dices “buenos días señor/a “ era consciente de que podía escuchar la realidad de una persona, y es que a veces basta con sentirse escuchado/a para sentirse mejor y así conseguir paliar el sentimiento de soledad de algunas personas, sobre todo gente mayor.

Crees que el lenguaje del amor es el lenguaje más potente que existe.
Creo que el amor es la mayor fuerza, nos impulsa a hacer muchas cosas, es un sentimiento capaz de cambiar el mundo y a través del cual podemos ver a la persona que tenemos delante con sus capacidades y no solo fijarnos en sus errores o dificultades, y verlas de una manera única fijando nuestra mirada en su interior y no juzgarlas, sino ayudar a que crezcan y sean más capaces.

Crees que el miedo es la discapacidad más grande de todas.
El miedo nos paraliza, nos impide avanzar, nos hace sentir pequeños frente a una situación que no nos es agradable. El miedo es mal consejero aunque considero que es un sentimiento totalmente lícito, pero si solo vemos eso, no dejamos espacio para otros sentimientos que quizás nos puedan resultar más útiles, como las ganas de superarnos a nosotros mismos, el optimismo, sentimientos que nos harán avanzar en nuestro camino de manera más fácil, aunque la vida a veces no es sencilla.

Las barreras arquitectónicas, mentales y de comunicación.
Las barreras que acostumbro a encontrarme son las arquitectónicas, esas que sobre ruedas son más evidentes como, por ejemplo, el pasear por una calle y encontrarte con una acera con rampa y la otra parte a la que quieres acceder que esté con bordillo; o locales que no están adaptados y tengo que esperar fuera o pedir la ayuda de alguien para poder entrar, de esta manera impiden que pueda desplazarme autónomamente. Pero, sin embargo, esas barreras no son las que más me preocupan, porque pienso que estas se pueden solucionar.

Las que más me incomodan son las barreras mentales, que cuestan más de derribar. Los prejuicios de las personas que a pesar de no conocerte, te ponen una “etiqueta “como si de ropa se tratara,
“pobre“, o que alguien me vea y aparte la mirada por miedo a incomodar, a hacerme sentir mal y es totalmente al contrario, de hecho personalmente me molesta mucho más el que me eviten y no me pregunten directamente cualquier duda que tengan, entiendo que a veces despierta cierta curiosidad, soy persona igual que cualquier otra o sea quizá sea “perfectamente imperfecta“, pero aprendí a amar mi diferencia mi realidad tal y como es.

Las barreras de comunicación son esas que nos dificulta el idioma en el cual nos comunicamos por ejemplo, si yo hablo catalán, castellano y me encuentro con alguien que habla una lengua distinta será más difícil entendernos, pero considero que eso no representa límite alguno porque le doy mucha más importancia a la comunicación no verbal, esa con la que expresamos lo que con palabras no sabemos describir, esa que utilizamos y utilizo a la hora de mostrar mi empatía hacia alguien, porque creo que una caricia, un beso, un abrazo, un te doy la mano o una mirada cómplice, son gestos que pueden servir para mostrarle a una persona, nuestro amor, afecto, nuestra confianza o apoyo hacia ella.

Y de tu próximo viaje a Nepal, cuéntanos como lo tienes proyectado.
Está previsto para marzo de 2020, lo organiza la ONG LIVE NEPAL.ORG y el fisio Josep Carrera tiene interés en que vaya. Estoy segura de que será un viaje único, con retos, será un viaje solidario que, por supuesto, no lo emprenderé sola, me iré con un gran equipo de personas que están magníficamente preparados para ello. Un equipo que consta de un fisioterapeuta, una técnica en atención a personas en situación de dependencia, un psicólogo y personas voluntarias que, como yo, vamos dispuestos a ofrecer nuestra ayuda, a abrir nuestro corazón dispuestas a adquirir valores, también a llevar medicinas, a mejorar su acceso a la educación. Un viaje que va a durar dos semanas, pero estoy segura de que en mi mente y mi corazón permanecerá para siempre.

Bueno, Natalia, nos hemos comprometido. A tu regreso de Nepal nos contarás tus vivencias y lo contaremos a través de La Voz.

Natalia, tienes 21 años, para mi eres un encanto y te mereces lo mejor de esta vida.