“Post hoc”

Una de las habilidades del Homo Economicus que, como defiende siempre esta columna, todos llevamos dentro, es el análisis de los acontecimientos económicos para poder tomar buenas decisiones. Ante una alta volatilidad bursátil, solemos simplificar nuestro análisis buscando causas obvias. En estos momentos, la guerra comercial intransigente entre Estados Unidos y China basada en el proteccionismo y las tasas a importaciones que se quiere imponer a los productos chinos, provoca un temor que paraliza el capital inversor ante una incertidumbre evidente. Por otro lado, la sorprendente reacción china al devaluar su moneda para hacer frente a esas medidas y provocar así la bajada de los precios de sus exportaciones, les puede traer graves consecuencias a largo plazo.

En la actualidad, el proteccionismo es casi imposible. Aunque sostienen que crear barreras comerciales poniendo impuestos a las importaciones será muy beneficioso porque protegerán a sus empresas y los trabajadores nacionales, no están diciendo toda la verdad de lo que sucederá. Proteger una economía no autosuficiente evitará importaciones más baratas y todos acabarán pagando más. Se ignora que los trabajadores son, al mismo tiempo, consumidores. Y del lado asiático, el país será menos atractivo para atraer capital porque al reducir el precio de sus productos, para los inversores será más difícil rentabilizar sus inversiones. No olvidemos que los resultados de una economía dependen, solo en parte, de lo que hagan sus gobiernos. Otra parte importante, que no se puede despreciar, son las condiciones generales de la economía. Como ciudadanos, observaremos los resultados finales, pero nos costará mucho determinar qué parte se debe a las políticas gubernamentales y qué parte se debe a la marcha del ciclo económico y a la coyuntura. De ahí que los partidos siempre echen la culpa al entorno externo cuando las cosas van mal y se apunten el éxito cuando las cosas van bien. Algunas falacias se cometen intencionadamente para persuadir o manipular.
En realidad, todo este razonamiento está influido por una falacia conocida como “Post hoc” que es la abreviación de “Post hoc ergo propter hoc”, que significa “después de esto, a consecuencia de eso”. También es conocida como correlación coincidente o causalidad falsa. Es un tipo de falacia que asume que si un acontecimiento sucede después de otro, el segundo es consecuencia del primero. Este es un error tentador, porque nuestra mente piensa en secuencias temporales. Pero no es cierto que la secuencia temporal sea algo integral a la causalidad aunque sea verdad que una causa se produce antes de un efecto. La falacia viene de sacar una conclusión basándose sólo en la secuencia de los hechos. Es decir, no siempre es verdad que el primer acontecimiento produce el segundo evento. Es cómodo, pero no suele ser verdad creer que una cosa es causa de otra por el hecho de suceder antes. Nuestra mente nos engaña buscando caminos fáciles que nos llevan a creer que poseemos la verdad y nos da complacencia. Intentamos averiguar argumentos para todo y caemos en las mismas falacias que Aristóteles estudió, identificó y clasificó en sus Refutaciones sofísticas. Son argumentos que parecen válidos, pero que no lo son.

En realidad, el orden de los acontecimientos no siempre es un indicador fiable y, por supuesto, no suele ser el único. Una secuencia temporal no indica una relación causa-efecto. La correlación no implica necesariamente causalidad. Nuestro Homo Economicus tiene que saber indagar esas circunstancias dedicando tiempo a investigar y a ahondar en ello. No sirve quedarse con la lectura de los titulares, porque las causas suelen ser múltiples y tener orígenes casuísticos cada vez más complejos.