En esta vida por la que transitas aparecen muchos sucesos que te afectan, y en demasiadas ocasiones son dolorosos. No obstante, que algo sea doloroso no quiere decir que te de licencia para interrumpir todo el bienestar que ocurre a tu alrededor. Todos podemos encontrar sucesos por los que no tendría sentido celebrar la Navidad y cierto es que siempre falta alguien fundamental en nuestras familias. Lo más relevante que deseo transmitirte es que no has de usar tu tiempo para buscar más motivos para darte la razón de que no puedes ser feliz o celebrar algo. Quiero trasladarte que no es una falta de respeto sentirse feliz por unos instantes aunque alguien cerca tuyo esté sufriendo o te falte alguien que hasta ahora ha sido necesario, para mí es respeto que hagas lo máximo por sentirte lo mejor posible para no afectar con tu dolor a las personas cercanas a ti. Si haces un esfuerzo por sentirte mejor, estás ofreciendo un regalo de amor hacia ti que, además, va a afectar a tu entorno. Hay mucha gente que, a pesar de su dolor, decide ponerle la intención maravillosa a cada uno de sus momentos para lograr fervientemente estar bien. ¿Sabes? Tú no necesitas el amor de nadie para poder vivir feliz, porque eres tú la persona que genera la posibilidad de sentir amor hacia ti o hacia el resto de personas cada vez que lo decidas. No te estoy invitando a que prescindas del amor del resto, simplemente que no te lo pongas como condición. El mayor acto de amor que puedes hacer hacia tu persona es el de ofrecerte cuantos más momentos de bienestar mejor, y no aprovechar la llegada de unas fechas cargadas de significado para todos y también para ti para entonces decidir que esta vez tú no puedes ser feliz.
¿Tienes un corazón rojo y vibrante dispuesto a ser feliz pase lo que pase o quizás tu corazón esta cargado de una energía invertida que pone condiciones? El color del corazón, metafóricamente hablando, no tiene que ver con los sucesos que te ocurren, sino con una tendencia de tu personalidad. Las Navidades son la excusa más socorrida que las personas usamos para decirnos a nosotros mismos que nos vemos obligados a ser felices cuando no es el momento, has de lograr un estado en que no uses nada del exterior para interrumpir tu progreso emocional.
Sucede que en Navidades, además de ti, suele haber más personas a tu alrededor, motivo por el que carece definitivamente de sentido elegir no estar bien. En estas fiestas, así como en cada día del año, el auténtico regalo es DAR, dar amor, dar cariño, dar atención, dar sonrisas…. Es absolutamente magnífico poder ofrecer intensidad emocional. La intensidad emocional es la que en realidad te hace sentir bien, activo y vital. No todo el mundo tiene la posibilidad de dar incondicionalmente, es por ello por lo que si a ti te ocurre que puedes hacerlo, ¡te invito a que lo derroches! El mundo está carente de emociones positivas y si tienes la posibilidad de conectarte con ellas, explota todas tus posibilidades. Si por el contrario, vives en la carencia, y sientes que te falta algo o necesitas que te den, no aproveches para entristecerte, pide lo que necesites porque las personas no saben que es lo que te está pasando y no es fácil adivinarlo. Cuando te falte algo, pídelo, y después reflexiona y no olvides jamás que cada uno de nosotros hemos de hacer nuestra parte, que es ocuparnos de nosotros mismos ya que nuestro vecino ya tiene bastante con sus propias dificultades.
El color de tu corazón define cada acción que haces, no es cuestión tanto de lo que te pasa sino de cómo reaccionas frente a ello.
¿Tienes un corazón naranja repleto de alegría y energía? Reparte a todas partes,
¿Tienes un corazón verde saludable y estable? Que se note cada vez que hables.
¿Tienes un corazón gris que solo observa lo que le falta? Reconócelo y reviértelo.
¿Tienes un corazón rojo repleto de pasión y emoción? Disfrútalo y compártelo.
La Navidad será como tú quieras que sea, así como el resto de días de tu vida, toma acción y vive con pasión pintando tu corazón de rojo para vivir más y mejor.