Restaurante CHECHE ha sido considerado como mejor Restaurante de Castelldefels, TENEDOR DE ORO, en su 19ª edición, sin duda un referente importante en la gastronomía de Castelldefels.
Es la tercera generación en la hostelería en nuestra ciudad. Hoy, Pedro Moya, con solo 25 años, es el máximo responsable de los fogones del restaurante con una docena de personas a su cargo. Pedro ha sido estudiante graduado en la Escuela de Hostelería de Castelldefels, y se ha convertido en un investigador de los sabores que busca la máxima expresión del producto y una cocina de calidad con productos de proximidad y, en especial, del mar Mediterráneo.
Pero ya hace más de 50 años su abuelo, Don Pedro Moya, sabía que sus clientes cuando iban a su casa a comer las tallarinas, iban a comer muy bien y a disfrutar de un plato tradicional de la playa de Castelldefels. Por eso, era el “Rey” y esto se lleva en la sangre: Cheche lo recibió de su padre y así se lo ha transmitido a sus hijos.
María Moya, también de la saga, siempre aconsejada por su madre Emi, es la Jefa de Sala del Restaurante CHECHE, y ha cursado estudios de Marketing y Gestión de Restaurantes en la Escuela de Hostelería Hofmann y, junto a una compañera, acompaña a un grupo de 10 profesionales especialistas en el servicio a los comensales. Pero hay una particularidad: uno de ellos lleva trabajando con su padre desde el mismo año en que ella nació, Chus.
Es evidente que estamos frente a una verdadera empresa familiar, donde la suma de padres e hijos es un poco el secreto triunfo además del sentimiento de superación. Actualmente, todos los empleado están fuera del ERTE y este compromiso matrimonial hace que el negocio funcione muy bien. Por lo menos, dos veces he telefoneado a María para ir a cenar o comer y me ha dicho que estaban completos. Hoy mismo me ha mostrado el libro de reservas y he comprobado que el fin de semana está completo y la mitad de la semana próxima también. Moraleja: Hay que hacer la reserva con tiempo.
Cuando uno va al CHECHE, sabe que va a comer bien, pero también sabe que va a disfrutar de una tradición pesquera, aquella de la que hablaba Don Pedro. Sin duda, en Castelldefels no hay otro establecimiento igual, donde se pueda disfrutar del arte del nieto Moya en cada plato. Lo mejor es dejarse llevar y aconsejar, estar abiertos y probar cada cosa que se nos ofrezca. Y eso incluye el vino, porque la colección que se sale de lo típico es maravillosa.
El concepto de este innovador restaurante está claro: todos sus platos están elaborados con productos de Km 0. Apuesta absoluta por la temporada y sus productos, y una carta que cambia constantemente a lo largo del año adaptándose al producto de cada temporada, tirando de recetario tradicional y sumándole las ganas de fusionar e inventar nuevos conceptos.
Ángel Moya Olave, a quien todos conocen por Cheche, tiene algo en común con el Mejor Cocinero del Mundo, Ferran Adrià: los dos, en sus inicios, se han encontrado en la cocina con el chef Miquel Moi. Recordemos que el primer trabajo de Ferran Adrià fue en el Hotel Playafels. Pues bien, el chef Moi, que conocía a su padre, le ofreció ese trabajo. Nadie sabía, ni Mingo que estaba a su lado, que se estaba “cocinando” un genio de los fogones. También Don Miquel Moi, durante los veranos, reemplazaba al chef Cuenca en el antiguo Hotel Rancho (hoy Ciutat de Castelldefels), y cuando pasaba frente a Can Moyas, Ángel Moya Olave lo llamaba y, dentro, en las cocinas, le enseñaba muchos secretos. Cheche reconoce, en especial, que Don Miquel le dio seguridad en la elaboración de sus platos, dándole una base muy sólida que le hizo perder el miedo dentro la cocina, fue un excelente maestro.
Su madre, Emilia Olave, le dio nombre al restaurante que, con Pedro Moya, abrieron en el Passeig Marítim allá por el año 1975, antigua Casa Miguel, en donde nuestro homenajeado aprendió el arte culinario junto a su tía María Ángeles Olave. Sin embargo, sus comienzos fueron, según nos aclara, en el fregadero, donde las manos adquirían un color distinto al de los brazos de tanto tenerlas dentro de la pila del agua. En aquel entonces, el lavaplatos no existía y, con sólo 10 años, conocía ya el oficio desde abajo y por dentro.
El lugar donde hoy se encuentra el Restaurante CHECHE, se levantaba el restaurante más antiguo de Castelldefels: Casa Rita, desde 1919 en la Playa de Castelldefels.