El ahorro se dispara

El Banco Central Europeo (BCE) acaba de publicar que el ahorro de los hogares europeos ha alcanzado niveles sin precedentes en respuesta a la pandemia covid-19. Eso mismo nos ha sucedido aquí. Según el Banco de España, las familias tienen en depósitos bancarios a la vista 755.000 millones en los bancos, es decir, un 13,5% más que un año antes. Esta cifra no tiene precedentes sobre todo si consideramos que la remuneración de esos ahorros es cero por ciento. Ahorro puro sin rendimiento alguno.
Ahora bien, este record histórico de ahorro tiene una doble causa. Por un lado, ha sido por obligación; y por otra, por precaución. Sin duda, confinar a toda la población impidió el consumo y aunque la compra on line creció mucho, hizo que se ahorrase como nunca antes. Por otro lado, la dispersión del virus ha creado mucha incertidumbre sobre los ingresos de las familias. Sin duda, los hogares huyeron del consumo intentando reducir el riesgo que prevén. Existe más miedo que nunca a perder el empleo y no están nada claras las alternativas de ocupación porque casi todos los sectores están muy afectados. Esto ha provocado mucho ahorro preventivo y por supuesto una bajada en picado del crédito al consumo.
Si nos enfocamos en un tratamiento del ahorro a nivel individual, hemos de aplicar la famosa regla de finanzas personales 50/20/30, donde el 50% de tu sueldo lo tienes que dedicar a gastos básicos (alquiler, hipoteca, suministros, comida…), son gastos totalmente necesarios para sobrevivir; el 20% de lo que ganas debería ser ahorrado; y el 30% lo puedes destinar a gastos personales (ropa, ocio, salir…), suelen ser gastos variados sin una programación consciente ni una repetición constante. La idea sería intentar cumplir estos porcentajes, pero es difícil. En teoría, si te sobra alguna parte del 30%, se lo deberías sumar al 20% del ahorro, pero la dura realidad de los salarios bajos que se observan en la mayoría de nuestra población es que el 50% no te alcanza para lo básico y le has de sumar el 30% y, a veces, aun así tampoco te llega.
Para el homo economicus ahorrar es muy importante pero hay que hacerlo bien. La mayoría ahorra en efectivo o en depósitos bancarios y no está mal porque con ello tienen disponible liquidez para eventuales problemas de ingresos. Pero, a largo plazo, no es suficiente porque lo importante es invertir aplazando consumos actuales en pro de beneficios futuros. Como no es un ahorro proyectado, sino más bien la respuesta a un problema, si no lo invertimos en cuanto volvamos a tener expectativas de mejora de la economía, volveremos a consumir y lo gastaremos rápidamente. Y entonces nos encontramos con el problema principal: una falta de cultura económico-financiera que nos ayude a entender los ciclos económicos y a mitigar la aversión al riesgo que todos tenemos, y que, en definitiva, nos anime a invertir.