“Necesitamos la ficción
para sobrevivir”
Javier Cercas
“Cuando la realidad aprieta, a veces los mejor es refugiarse en la ficción”. No sé dónde leí esa frase o si con el tiempo la he adaptado a mi conveniencia, pero últimamente la estoy utilizando mucho en mi vida personal y profesional.
Desde tiempos ancestrales la especie humana ha utilizado los relatos inventados no solo para entretenerse, sino también como herramienta evolutiva. Cuando una persona ficciona, aporta un ejercicio extra a su mente para poder imaginar situaciones diversas e incluso soluciones diferentes a problemas o conflictos habituales.
Existen personas expertas en convertir en obra de ficción una historia real, que sería la definición del neologismo ficcionar. Cuando nuestros antepasados se reunían alrededor del fuego y explicaban cómo habían conseguido cazar un mamut, seguramente estaban exagerando, inventando o modificando esa realidad que a la larga se convertiría en un relato mejorado que se repetía y ayudaba a los otros miembros a imaginar lo que significaba cazar un mamut, seguramente a incorporar mejoras y. por lo tanto. a facilitar el aprendizaje de dicha práctica de supervivencia.
Todos conocemos a alguna amistad que es capaz de explicar como anécdotas estimulantes, e incluso divertidas, situaciones cotidianas, pero existen personas expertas que han hecho de ello una profesión como cuentacuentos, monologuistas, novelistas, guionistas…. incluso se han incorporado en el mundo digital y empresarial con un nuevo perfil profesional con nombre anglosajón, el storytelling.
Escuchar, leer o visionar ficción pone en marcha las neuronas espejo, claves para que nuestro cerebro comprenda las acciones y los sentimientos de los demás. En este mecanismo reside lo que conocemos como empatía, que a su vez deriva en imitación. Es así que las neuronas espejo nos ayudan a desarrollar nuestra capacidad de relacionarnos con otras personas, de aprender a través de la imitación, de ponernos en el lugar del otro y entender diferentes situaciones ajenas a las nuestras.
Las series, las novelas y las películas no son un mero entretenimiento, sino que ponen en marcha ese entramado neuronal y nos facilitan conocernos más entre nosotros, conocer cómo son los demás, reconocernos en los otros y. por ende. autoconocernos mejor. Son una magnífica herramienta de supervivencia que no tiene ninguna otra especie. Aprovechémosla.