Un hermoso muelle que llevaba a los turistas directamente al Hotel Florida.
Había una vez…, un embarcadero en el corazón de la playa de Castelldefels a donde llegaban diariamente cerca de 200 turistas para visitar la zona de Playafels. El embarcadero tenía dos niveles, con un bar, y los jóvenes se arrojaban al mar desde sus plataformas. Según nos relata el pescador Daniel Pujadó Julve: “Es de sabios recordar aquellos lugares significativos que forman parte del paisaje y que han sido un lugar emblemático en tu ciudad”.
La empresa de transporte realizaba el trayecto desde Barcelona a Vilanova y la Geltrú. El desembarcadero se inauguró el 19 de julio 1931 y fue construido por la Sociedad Baños de Castelldefels, del Hotel Florida, del que era propietaria.
Según el rotativo La Vanguardia del 22 de junio de 1930: “Para mayor comodidad de los que quieran concurrir a la gran verbena, se han organizado servicios de autos que saldrán de la plaza de Sepúlveda y el servicio de canoas del muelle de Barcelona, las cuales, artísticamente iluminadas, harán el servicio regular desde el muelle a la playa de Castelldefels en donde se ha instalado ya un embarcadero”. Según estos datos, el muelle ya existía en la verbena de Sant Joan de 1930.
Había dos itinerarios y uno solo a Castelldefels, que era para los que optaban por pasar un día de playa en Castelldefels y degustar, por ejemplo, una paella en el chiringuito de Casa Rita o en el cómodo y moderno Hotel Florida, donde comían en el Gran Restaurant. Otros que seguían hacia Vilanova realizaban una parada técnica en el Hotel Florida (hoy Hotel Playafels, que dirige el Sr. Santiago Soteras Calabuig), con un pequeño tour por los Baños de Castelldefels, como atracción turística la altura del apeadero (Baixador) del tren.
Seguramente, el punto de partida en la ciudad de Barcelona se hallaba cerca del crucero turístico de Las Golondrinas, con el rompeolas muy cerca del emblemático Restaurante Porta Coeli. Y cuando las condiciones climáticas eran desfavorables para la navegación, la salida se producía desde el Real Club Marítimo de Barcelona, con gran precaución del capitán de la embarcación.
Este viaje imaginario lo podríamos comparar como si estuviéramos en Venecia y tomáramos “Al Vaporetto” para ir a la Isla de Murano y hacer una parada en el embarcadero del Lido, desde el Gran Canal.
¿Por qué desapareció el muelle de Castelldefels? Mañana continuará…