HUMBERTO URRUNAGA

Panamá no es precisamente un país conocido en el mundo por su gran tradición futbolística. Aun así, en los últimos años su balompié vive un momento emergente, y ello se traduce en una cada vez mayor exportación de talento. En Castelldefels, y concretamente en la UE Castelldefels, encontramos un fiel exponente de ello: Humberto Urrunaga.

A sus 51 años, y tras toda una vida dedicada a la enseñanza futbolística, Humberto (o ‘Cholo’, apelativo cariñoso por el que muchos le conocen), se ha establecido en nuestra ciudad, siendo uno de las caras visibles de la también creciente línea femenina del club amarillo

Panamá no ha sido históricamente un país muy ‘futbolero’. ¿A qué se debe que un entrenador panameño recale en Castelldefels?
Aunque en Panamá el deporte rey es el béisbol, a mí, desde muy joven, siempre me gustó el fútbol. Ya a los 15 años organicé y dirigí mi primer equipo, pero mi vinculación más estrecha llegó a partir del nacimiento de primer hijo. Cuando fue creciendo, vi que le gustaba jugar, y a los 6 años empecé a entrenarlo de manera individualizada, formándome para darle la mejor enseñanza posible. Ello me permitió contactar con algunos clubes de mi zona en Panamá, entrando en 2006 en el San Francisco FC, una entidad importante. Allí dirigí equipos de categorías inferiores (de edades entre benjamín e infantil) y viví momentos muy buenos, participando en torneos internacionales de inolvidable recuerdo. Con el tiempo, me desvinculé del San Francisco y creé mi propia escuela, la Academia Internacional Los Cracks, compitiendo a nivel de liga territorial y también en torneos, y así llegué a 2016, momento en que decidí venir por primera vez a España para sacarme los títulos oficiales de entrenador y conocer en profundidad su fútbol.

Lo tuyo, pues, es pura vocación…
Sin duda. Llevo más de 30 años vinculado al mundo del fútbol y en él he podido desarrollar con plenitud lo que verdaderamente me apasiona, que no es otra cosa que enseñar a jugar a chicos y chicas que empiezan. Aunque llevo tiempo formándome y aprendiendo de grandes referentes, he sido también muy autodidacta, ya que me ha gustado aplicar conceptos en base a la observación y el análisis del trabajo de otros. Solo así se puede crecer. Mi ‘padre futbolístico’ fue Horst Wein, reputado técnico alemán, referente en el mundo del fútbol pero también en otras disciplinas como el hockey hierba. Me empapé de su metodología de enseñanza para los niños a raíz de un seminario que impartió en mi país, invitado por la Federación Panameña de Fútbol, y a partir de ahí nuestro vínculo resultó muy estrecho. Me apoyó mucho en la Academia y seguí siempre sus preceptos. También me enorgullece mantener una relación de amistad duradera con Antonio Bores -expreparador físico de la Selección Española de Fútbol Sala-, y Jesús Arco -fisioterapeuta de gran prestigio-. Ambos son cántabros y eminencias en el mundo de la Preparación Física, disciplina que también me interesa mucho. Además, cuento con la satisfacción de ver cómo varios de los chicos que pasaron por la Academia han llegado a ser internacionales con Panamá, siéndolo uno de ellos con la selección absoluta: Diego Valanta.

¿Cuál es la realidad actual del fútbol panameño?
Está creciendo pero aún queda mucho camino por recorrer. Si hablamos de fútbol formativo, no tenemos ni las instalaciones ni las ligas oficiales organizadas que hay aquí, y eso son elementos muy importantes para que los/las jugadores/as mejoren. Parece que en los últimos años la Federación Panameña de Fútbol está apostando más por la formación de técnicos y jugadores y esperemos que ese trabajo no caiga en saco roto. El jugador panameño, cuando sale del país, suele tener muchas carencias a nivel táctico, y ese ‘déficit’, unido a la distinta mentalidad en comparación al jugador europeo, provoca que muchas veces no saque a relucir todo el talento que tiene, que suele ser mucho. El deportista panameño en general suele ser talentoso, y bajo esa idea en este 2021 ha nacido la primera liga verdaderamente profesional del fútbol panameño, ya que hasta ahora el fútbol, en mi país, no pasaba de ser semiprofesional.

Después de 3 temporadas te has convertido en una de las ‘caras visibles’ de la línea femenina de la UE Castelldefels. ¿Qué valoración general haces de ello y de tu estancia en el club?
Estoy muy a gusto en el Castelldefels, club al que considero ya mi casa. Formo parte de un equipo de trabajo bien organizado, y eso es básico. Antes de aquí no había entrenado específicamente equipos de chicas, aunque sí a jugadoras dentro de elencos masculinos. Por lo que respecta a la metodología de trabajo para la competición, entre chicos y chicas no hay diferencia. Lo que cambia realmente es la capacidad de análisis que tienen las chicas, mucho mayor que la de los chicos. Ellas suelen ser ‘esponjas’, asumiendo e interiorizando las enseñanzas que les das y, sobre todo, buscando los ‘porqués’, cosa que a mí me gusta especialmente ya que eso demuestra que tienen ganas de saber la razón por la cual les explico y enseño cualquier movimiento o consigna táctica. En estos tres años la línea femenina del club ha crecido mucho y lo cierto es que me siento orgulloso de ello, ya que todas las chicas que he dirigido y dirijo han tenido y tienen ganas de aprender, que es lo importante.

Por último, ¿qué te parece Castelldefels y qué diferencias básicas presenta respecto a Panamá?
Soy muy feliz en Castelldefels. Es un sitio tranquilo y agradable, con buen clima, playa y todo lo que uno puede desear. Por ello estoy muy a gusto y tengo claro que si me voy de aquí, solo será para volver a mi país. Panamá es un gran país y una nación con mucho potencial, pero respecto a la vida europea presenta como principal carencia la falta de orden y de una mayor organización social, ya que en mi país todo es mucho más improvisado y se funciona más ‘sobre la marcha’. Fuimos muy dependientes de los Estados Unidos y creo que eso, en parte, impidió nuestro propio desarrollo, aunque la influencia americana sigue siendo todavía muy grande. Es por ello por lo que considero muy importante salir y ver cómo funcionan otras sociedades. Para mí, vivir en Castelldefels está siendo muy enriquecedor a nivel personal y cultural.