Imbatibles: Berta, Inma y Rosa

En algunos memes que se comparten a menudo por Facebook y otras redes sociales, aparecen frases motivadoras del estilo “los 50 son los nuevos 30”, pero lejos de las buenas intenciones de los perfiles que las comparten, está la realidad que se impone prejuiciosa y estereotipada.
Y los datos son muy claros, y me remito a los del Instituto Nacional de Estadística: si hay un grupo que sufre discriminación, sobre todo en el entorno laboral, es el de las mujeres mayores de 45 años. Como indica Sara Berbel en su libro “Imbatibles”*: “Mucha gente cree que la discriminación en el empleo se debe, exclusivamente, a que no se desea pagar sueldos mayores de los que se destinan a la juventud. Sin embargo, la media de los nuevos salarios que se ofrecen a las personas en paro, según la EPA, no muestra grandes diferencias por edad, y castiga especialmente a las mujeres mayores de 45 años que desean incorporarse o (re)incorporarse al mercado laboral tanto como a los jóvenes”.
En este caso se unen el edadismo –discriminación por edad- y la discriminación por sexo. De manera que muchas acaban desplazadas de la vida laboral y también social porque imperan unas creencias devastadoras, a la vez que erróneas, sobre la mujer menopáusica que la condenan a la falta de respeto, de credibilidad, independientemente de su formación y de su experiencia. Pero como indican las autoras del libro mencionado, muchas de nosotras nos resistimos a volvernos invisibles y por ello este artículo lo dedico a todas aquellas amigas y pacientes que, a pesar de ser rechazadas por la mayoría de reclutadores y responsables de recursos humanos, siguen insistiendo en demostrar que son personas válidas y empleables.
Berta, Inma y Rosa son tres ejemplos de mujeres “imbatibles” que he vivido en mi entorno cercano. Las tres muy diferentes y con historias de vida bien distintas, pero que al final por su persistencia, no exenta de momentos de desánimo, han dado sus frutos. Una de ellas, después de trabajar como “escritora fantasma” de artículos médicos durante tiempo, ha aceptado hace unas semanas un puesto ejecutivo en una editorial; otra es, desde no hace mucho, la responsable de recursos humanos de una agencia de márquetin, después de aceptar múltiples trabajos para poder subsistir; y, conforma el trío, la amiga que ha conseguido aprobar unas oposiciones a funcionaria después de estudiar durante dos años seguidos.

¡Ah! Y a los impresentables como el escritor francés Yann Moix que declaró: “Soy incapaz de amar a una mujer de 50 años. Son demasiado viejas. Son invisibles”, ¡ni agua!